El dolor nunca es bueno: es indicador de que algo va mal, o de que no va todo lo bien que debería ir. En caso de que haya cualquier tipo de dolor en nuestro cuerpo (músculos, articulaciones) lo primero que tenemos que hacer es identificar el origen de éste para dar un tratamiento adecuado. Además, si el dolor persiste lo más adecuado es acudir a un profesional.
Especial interés tienen los dolores de espalda, algo que sufre hasta el 80% de la población. Normalmente tendemos a pensar que el dolor de espalda suele tener un origen mecánico: un golpe, una mala postura al dormir, una mala alineación postural... Pero existen algunos casos en los que el origen de este dolor es inflamatorio y necesitan una atención médica especial.
El dolor de espalda por causas inflamatorias tienen unas características muy concretas que lo distinguen claramente del dolor mecánico:
Aparece en edades jóvenes, generalmente antes de los 40 años
Su comienzo es gradual y va en aumento, persistiendo durante más de tres meses
Mejora con la actividad física y no mejora con el reposo
El dolor puede llegar a despertarnos por la noche, y la rigidez matutina dura más de 30 minutos
Lo más importante a la hora de tratar un dolor de espalda inflamatorio es el diagnóstico precoz: para ello ha surgido la iniciativa www.noledeslaespalda.es, donde podéis encontrar un cuestionario de cinco sencillas preguntas que os ayudará a identificar el origen del dolor.
Si sientes dolor en la espalda y éste no mejora, sino que empeora con el paso del tiempo, no lo dudes y consulta a tu reumatólogo o al médico de cabecera para informarte: cuanto antes dé comienzo el tratamiento, mejor te sentirás, y menos impacto físico, emocional, social y laboral tendrá la patología en tu vida.
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Imagen | Thinsktock
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