Las fracturas por sobrecarga se producen con mayor frecuencia en el pie y tobillo, pues son las zonas que más estrés soportan en actividades como saltos, carrera, caminatas muy largas...
También se denominan fracturas por estrés, y hacen referencia a que es el esfuerzo repetido el que provoca un impacto repetido sobre la zona, una acción muscular que va agotando la resistencia del hueso hasta que termina por lesionarlo. Es frecuente en el deporte, por lo que es una lesión a tener en cuenta por los vitónicos.
¿Quién puede sufrir una fractura por sobrecarga?
Hay varios factores que influyen, pero es más frecuente que ocurra en personas que son corredores, sobre todo de largas distancias, deportes que incluyan muchos saltos y, en general, actividades que sometan a mucho estrés sobre todo a los tobillos y los pies. No hace falta ser deportista para sufrir esta lesión. Personas que caminan mucho, como los carteros, también pueden tener este problema en alguna ocasión.
¿Qué síntomas da una fractura por sobrecarga?
Lo más destacado es el dolor en la zona lesionada. Es habitual que sea la parte anterior del pie, pues es ahí donde se reciben muchos microimpactos al hacer una actividad intensa y repetida.
Es frecuente que el dolor se inicie con la actividad. Tal vez tras llevar varios minutos haciendo ejercicio, pero que cada vez comience antes. Incluso puede llegar un momento en el que ya ni deja que se haga ejercicio debido al intenso dolor. También se asocia a que al dejar de hacer ejercicio, al poco tiempo, se alivia el dolor. No obstante, hay más lesiones que dan sintomatología parecida, por lo que un médico debe realizar la exploración pertinente.
Una radiografía puede ayudar a realizar el diagnóstico, aunque es frecuente que las fracturas sean pequeñas y dolorosas tiempo antes de que puedan ser visibles en una radiografía, por lo que el diagnóstico del médico, basándose en la sintomatología, será lo principal para sospechar este tipo de lesión.
Tratamiento de las fracturas por estrés
En general, como cualquier fractura, habrá que llevar a cabo una inmovilización el tiempo necesario. En ocasiones se usa una bota de yeso que permite apoyo parcial. Es decir, se puede caminar, pero el yeso hace que no se eche todo el peso en la zona afecta.
Habrá que buscar los factores que hayan podido favorecer la aparición de la lesión y modificarlos. Puede ser exceso de entrenamiento, mala técnica, calzado poco adecuado (que quede demasiado ajustado, sea muy rígido, mala absorción de impactos...), evitar correr por superficie dura, inicio progresivo de la vuelta a la actividad.
Por temas como este es importante cuidar las zapatillas y no utilizar unas en mal estado o que no se ajusten bien a nuestras necesidades.
Si al hacer ejercicio, caminar mucho tiempo u otras actividades notas dolor, que se alivia cuando paras, no tiene por qué ser una fractura, pero puede ser algún tipo de problema. Mejor no esperes y acude pronto, antes de que tengas que quedarte sin correr una temporada ¿no crees que es mejor prevenir que curar?
Fuentes | Salud.es, Traumamodern y Orihuela Fernández JC. Lesiones de tobillo y pie. En: Orihuela Fernández JC, coordinador. Prevención, actuación y tratamiento de las lesiones deportivas. Jaén: Asociación Socio-Sanitaria Logoss; 2003.p.231-245
Imagen | Thinkstock
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