Desde hace tiempo hemos destacado la importancia que los masajes tienen a la hora de aliviar tensiones musculares y conseguir una recuperación mucho más rápida de las fibras. Los masajes estimulan la circulación sanguínea y la aumentan en algunas zonas, haciendo así que las fibras reciban muchos más nutrientes y se recuperen mucho más rápido después del estrés producido con el ejercicio. Pero a la hora de saber elegir bien un masaje nos debemos dar cuenta de que no todos sirven para lo mismo. Por ello queremos diferenciar entre los distintos tipos que hay.
Los masajes son algo que el ser humano ha practicado desde siempre, y por eso existen infinidad de tipos. Nosotros vamos a destacar algunos de los más habituales, y aclarar para qué sirven, ya que mucha gente se hace un lío a la hora de decantarse por uno u otro tipo de masaje. En primer lugar vamos a detenernos en un clásico, el masaje relajante. Como su nombre indica lo que busca es eso, ayudar a relajarnos y eliminar el estrés acumulado durante la jornada.
Los masajes relajantes se realizan con suavidad y simplemente lo que buscan es seguir la forma de los músculos a través de ligeros toques con las manos encaminados a activar la circulación y llegar a posibles puntos de tensión que se relajarán. Este tipo de masajes nos ayudará simplemente a relajarnos y experimentar una sensación de placidez y paz que nos ayudará enormemente a muchos niveles, pues expulsará el estrés de nuestro cuerpo y todo lo que éste representa.
Para aliviar los músculos y corregir malas posturas y posibles daños musculares existe otro tipo de masaje. Es lo que se conoce como masaje terapéutico. Este tipo de masaje debe estar administrado por un profesional en la materia, ya que lo que se intentará con su aplicación es corregir, mejorar o curar una lesión muscular provocada por malas posturas, acumulación de tensión muscular… Este tipo de masaje es muy demandado entre las personas que practican deporte debido a los constantes contratiempos que se producen en esta actividad.
Otro tipo de masaje muy conocido y habitual es el decontracturante, que está a caballo entre el relajante y el terapéutico, ya que se aplica simplemente cuando los músculos acumulan mucha tensión, pero todavía no llega a ser lesión. Este tipo de masaje también debe ser aplicado por un fisioterapeuta, ya que una mala administración del mismo puede acabar por desencadenar una lesión en una parte que simplemente estaba sobrecargada. Por ello es importante que sepamos elegir bien el tipo de masaje que necesitamos y el lugar en el que lo vamos a recibir, ya que no todo sirve.
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