Las agujetas son una seña muchas veces de que hemos hecho correctamente el ejercicio. Es un síntoma indiscutible de que estamos forzando a nuestro cuerpo a crecer. Es cierto que para muchas personas son todo un incordio, y pueden llegar a ser todo un problema, pero no por ello dejan de aparecer. En esta ocasión queremos detenernos es una aspecto que muchas veces pasamos por alto, y es que las agujetas pueden frenar nuestro desarrollo deportivo sin darnos cuenta.
Desde siempre las agujetas son algo asociado al ejercicio, y es que cuando nos lanzamos a realizar ejercicio físico ya sabemos que probablemente tendremos agujetas. Lo que sucede es que dentro de este malestar existe un amplio espectro de intensidades. No es lo mismo padecer un ligero dolor o molestia que un gran dolor que no nos permita casi, casi ni movernos. Por ello en esta ocasión vamos a ver cómo las agujetas nos impiden realizar ejercicio y seguir evolucionando.
El dolor como estrella
Primeramente hay que tener en cuenta que el dolor que sentimos cuando padecemos agujetas se debe a micro roturas musculares derivadas del estrés al que hemos sometido a los músculos para crecer. Esta micro roturas deben curarse, y por ello mientras tanto aparece el dolor conocido como agujetas. El reposo es una parte fundamental de la recuperación, pero también el ejercicio moderado nos ayudará a recuperarnos antes.
Es cierto que existen diferentes niveles a la hora de dolernos las agujetas, por ello las más leves son las que nos intervendrán tanto a la hora de ejecutar nuestra rutina de entrenamiento, ya que una vez hayamos calentado y estemos dentro de la actividad propiamente dicha conseguiremos que el dolor leve sea apenas imperceptible y no repercuta directamente en el desarrollo de los demás ejercicios y rutinas que nos hemos marcado.
Sinergias entre las diferentes partes del cuerpo
En la mayoría de los casos, cuando trabajamos una determinada parte del cuerpo, siempre suele intervenir otra, por lo que es necesario a la hora de rendir al máximo que ambas estén descansadas y en perfectas condiciones, ya que de lo contrario lo que sucederá es que no podremos dar todo de nosotros. Por esto, cuando tenemos agujetas moderadas, aunque el dolor no sea demasiado elevado, el rendimiento será inferior del habitual.
Acabar con las agujetas
Para evitar esto es importante que nos recuperemos antes de las agujetas mediante una correcta alimentación rica en hidratos de carbono y proteínas para dotar a los músculos de lo que necesitan para volver a su ser. A esto debemos sumarle que es necesario acondicionar los músculos y librarles de la acumulación de tensión. Los estiramientos será la manera de conseguirlo, sobre todo después de haber realizado los entrenamientos, que es cuando los músculos empiezan a recuperarse.
Debemos tener una perfecta planificación de las rutinas de entrenamiento. Las agujetas son algo que debemos prever, y por ello es necesario que antes de nada sepamos elegir bien los grupos musculares a trabajar cada día. Alternar la parte superior con la inferior nos ayudará a recuperarnos mejor, además de reservar un día a la mitad de la semana para descansar y así acudir a entrenar de nuevo sin dolores que nos frenen a la hora de avanzar.
Imagen | Oneris Rico