Quienes han sufrido lesiones de rodilla conocen la importancia del cuidado de estas articulaciones para la práctica de deportes y para la vida cotidiana. La rodilla es la principal responsable del movimiento de la pierna y siempre es conveniente que prevengamos cualquier tipo de lesión.
Es necesario conocer la anatomía y funcionamiento de la rodilla para que podamos realizar una prevención adecuada. Vamos a aclarar algunas nociones sobre la rodilla y sus funciones, para que podamos hacernos una idea sobre la mecánica de su funcionamiento y la forma en que podemos mejorar nuestros movimientos para evitar lesiones.
Cómo funciona la rodilla
La rodilla es una articulación, o sea, un enlace entre dos huesos (tibia y fémur), de hecho, es la mayor articulación que poseemos. Esta articulación nos permite doblar, enderezar y girar las piernas. Para resumirlo, una articulación actúa de forma semejante a una bisagra.
Ahora veamos cómo está compuesta nuestra bisagra. Tenemos hueso, cartílago, músculos, tendones y ligamentos, los que funcionan en conjunto para brindar el movimiento a los huesos de la pierna. El hueso es el elemento rígido, lo que sería el metal en la bisagra. El cartílago es una capa de materia elástica y relativamente blanda, que actúa como amortiguador para evitar el roce entre los huesos. Los músculos, tendones y ligamentos actúan como elementos tensores que hacen que la articulación realice el movimiento de apertura y luego el de cierre.
La rótula es un hueso redondo, aplanado que cumple la función de protección de la rodilla. Por otra parte, los extremos de la rótula y el fémur, son recubiertos por el cartílago articular que actúa como amortiguación, evitando que se produzca fricción entre el fémur, la rótula y la tibia. Además, están los meniscos (uno interno y otro externo), conformados por cartílago, los que permiten a la rodilla, absorber el peso del cuerpo.
Las distintas lesiones de rodilla en el deporte
Como vimos, la rodilla está compuesta por varias partes, por lo cual tenemos una gran variedad de formas para lesionarnos. Entre las causas de lesiones está la sobrecarga, ocasionada por la repetición de movimientos, tal como ocurre en muchos deportes (giros bruscos, paradas, golpes directos).
Una de las lesiones más extendida es el esguince de rodilla, que consiste en el desgarro o distensión de los ligamentos de la misma. Entre los síntomas de un esguince encontramos: un ruido seco en la rodilla, justo en el momento de la lesión. Dolor proveniente del interior de la rodilla; inflamación; acumulación de líquido detrás de la rótula; inestabilidad de la rodilla frente al apoyo.
Otra lesión que puede afectar a la rodilla es el desgarro o distensión de los tendones o músculos. En este caso, los músculos o tendones se alargan demasiado pudiendo provocar el desgarro. Los síntomas son parecidos a los del esguince de rodilla, pero pueden aparecer moretones en la zona.
La tendinitis de rodilla es la hinchazón o irritación del tendón, ocasionada generalmente por una sobrecarga. Las molestias aparecen al caminar, flexionar, elevar o extender la pierna. Esta lesión tiene un período de recuperación prolongado de recuperación, por lo que no bastará con eliminar la sobrecarga que la ocasionó.
Pero una de las lesiones más frecuentes en los deportistas, son las que afectan a los meniscos. Ocurren principalmente en los deportes donde se realizan cambios bruscos en los movimientos o velocidad. Suelen estar acompañadas por esguinces graves. Producen dolor, molestias, inflamación y rigidez en la parte anterior de la rodilla. También pueden ocasionar acumulación de líquido.
La dislocación de rótula es un desplazamiento hacia un lado de la rodilla provocado por una torcedura o impacto. Produce un gran dolor en la parte anterior de la rodilla y no es posible caminar. Requiere de manipulación médica para retornar a su posición inicial.
Las fracturas de rodilla ocurren cuando la rótula se quiebra o fisura. En estos casos podemos apreciar una inflamación en la zona, la incapacidad de apoyar el pie, además de un intenso dolor ante la palpación de la rodilla. El diagnóstico requiere de un estudio radiológico.
Finalmente tenemos la condromalacia, que es el desgaste y ablandamiento del cartílago, por debilidad muscular, sobrecarga o por una lesión. Esto genera un rozamiento entre la rótula y el músculo, provocando gran dolor, principalmente al subir escaleras, que se traduce como la sensación de tener el músculo pellizcado. Esta lesión puede necesitar de una cirugía.
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