Todos tenemos algún "talón de Aquiles". Un punto débil, una zona que es más fácil que nos duela o moleste después de hacer esfuerzo o ejercicio. También es probable que hayamos tenido lesiones, de menor o mayor gravedad, relacionadas con la práctica de ejercicio.
Nunca hay que olvidar que, dependiendo del tipo de lesión, de la recuperación, de las características personales y de un extenso conjunto de factores, haber sufrido una lesión previa predispone a sufrir más lesiones, tanto en esa zona como en otras; por ello las lesiones previas y su buena recuperación son algo a tener muy presente.
Recaída en lesiones previas
En ocasiones lo que ocurre en el mundo del deporte es que se produce una vuelta demasiado temprano a la actividad intensa. Se hace sin haber dado tiempo a que los tejidos se hayan reparado bien, o sin haber hecho entrenamiento específico que ayude a preparar al organismo para realizar esfuerzos.
Seguro que todos podemos citar algún caso de un deportista profesional que, al volver de una lesión, ha durado pocos minutos en el terreno de juego y ha terminado llevándose las manos a la misma zona que tenía lesionada. Una mala recuperación, o una buena pero con una apresurada vuelta a la actividad, pueden ser contraproducentes y propiciar la aparición de nuevas lesiones.
Por esto no debe faltar la readaptación al esfuerzo, lo cual supone un entrenamiento específico enfocado a preparar al deportista en general y a la zona lesionada en particular a estar al 100% para volver a la actividad, en buenas condiciones y reduciendo la probabilidad de lesión.
Adecuado reposo, tratamiento y recuperación para prevenir lesiones
En el caso de roturas musculares (son relativamente frecuentes las de musculatura isquiotibial) la existencia de lesiones previas no tratadas adecuadamente es una causa importante de recaída.
Una rotura pequeña puede que nos haga pensar que no necesitamos parar la actividad (duele, pero podemos seguir moviéndonos o haciendo ejercicio con ciertas limitaciones); pero la formación de un tejido cicatricial débil propicia que en el futuro sea más fácil que ocurran nuevas lesiones, de menor o mayor gravedad.
Por ello, si queremos rendir con intensidad, libres de lesiones, y, en caso de sufrirlas, que sean de menor gravedad, es muy recomendable respetar los tiempos de recuperación y hacer mientras un tratamiento con ejercicios específicos para favorecer la curación de la lesión y la recuperación de todas las capacidades para volver a poder competir sin temer a recaídas.
Y vosotros ¿habéis tenido lesiones con recaída? Seguro que más de uno ¿verdad?
Referencia bibliográfica | Romero Rodríguez D. Factores de riesgo de lesión en el deporte. En: Romero Rodríguez D, Tous Fajardo J, autores. Prevención de lesiones en el deporte. Claves para un rendimiento deportivo óptimo. 1º ed. Madrid: Médica Panamericana; 2011. p. 103-145.
Imagen | Pixabay (licencia creative commons)
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