Por tanto es muy importante extremar las precauciones en esos primeros días en los que asistimos a la nieve y estamos ansiosos por bajar a mil por hora por todas las pistas.
La probabilidad de lesionarse en este tipo de deportes es bastante alta, un 0,4% de practicantes se lesionan a diario. Estas lesiones ocurren sobre todo por la deficiente forma física de los practicantes y por una técnica escasa.
En el esquí alpino las lesiones vienen sobre todo por la baja condición física de los prácticantes y la falta de técnica que hace sufrir a las rodillas. En el esquí de fondo, en cambio, al necesitarse menos técnica las lesiones se ven disminuidas, aunque los requerimientos de condición física son mayores (aeróbicamente hablando).
Es en el snowboard donde se producen el mayor número de lesiones, sobre todo son lesiones graves del tipo fractura ósea y luxaciones articulares. Esta mayor probabilidad de lesiones se debe a que mientras que en el esquí alpino ante una caida los esquís saltan, en el snowboard los pies van siempre sujetos a las fijaciones, lo que hace que ante una caida las articulaciones y huesos sean más vulnerables al haber menos control.
Las lesiones en los deporte de invierno suelen darse por dos motivos:
Movimientos articulares inapropiados: que desembocan en luxaciones, tendinitis, lesiones de menisco y ligamentos.
Caidas y colisiones: que suelen ser las más frecuentes, donde el esquiador pierde el control y acaba con sus huesos en la nieve.
Ante esto las mejores recomendaciones son las de realizar un calentamiento adecuado antes de iniciar el día de esquí o snow, no meterse en pistas de dificultad que no dominemos, mejorar la condición física unos días antes de subir a la Sierra y hacer los descansos pertinentes. Y por supuesto el uso de casco, gafas y protector solar deben de ser al a,e,i,o,u de estos deportes.
Vía | ABC