Los ojos son una parte importante del cuerpo, ya que a través de ellos podemos ver lo que nos rodea. Además de ser algo fundamental, debemos tener en cuenta que se trata de una de las partes más delicadas del cuerpo. El ojo está protegido por los huesos del cráneo que lo rodean, además de contener un elevado riego sanguíneo que le dota de una sorprendente capacidad de recuperación. Precisamente este riego sanguíneo es la base de que aparezcan en ocasiones los conocidos como derrames oculares. Es importante que sepamos en qué consisten y los motivos por los que se producen.
La parte blanca del ojo está recubierta de una fina capa transparente que es la que se conoce como conjuntiva. Entre ella y el ojo se extiende una capa de proteínas que es donde están los vasos sanguíneos. Cuando uno de ellos se rompe se desata una hemorragia que, debido a la delgadez y transparencia de la conjuntiva, la sangre que resulta no se absorbe, por lo que se queda acumulada entre el ojo y ésta dando el color rojizo característico de estos hematomas oculares.
Las hemorragias que tienen lugar en el ojo suelen producirse por golpes que nos damos. Al igual que en el resto del cuerpo, la presión de un golpe puede desencadenar la rotura de un capilar y la salida descontrolada de sangre. En el caso de las personas que practicamos deporte o realizamos actividad física intensa, suelen aparecer estos derrames debidos al esfuerzo que ejecutamos y por el cual la presión sanguínea aumenta en algunas partes como los ojos, acabando por romper un pequeño capilar. Con acciones como toser, vomitar… en las que el abdomen se contrae, también puede aumentarla presión ocular y producir un derrame. Aunque hay que tener en cuenta que puede ser síntoma de una hipertensión arterial crónica, que debe ser tratada por un especialista.
A pesar de todo, los derrames son algo que resulta aparatoso y llama mucho la atención por su intenso color rojo en contraste con el blanco del ojo, pero se trata de algo totalmente inofensivo, es decir, al ojo no le pasa nada, ya que es una anomalía totalmente externa. Realmente por un derrame ocular se libera muy poca sangre, pero parece mayor cantidad al estar en una zona transparente que permite verla en su totalidad. Por ello debemos descartar la posibilidad de que el ojo pueda sufrir cualquier trastorno o enfermedad.
A la hora de poner remedio a un derrame y acabar con él no debemos hacer nada, ya que el ojo tiene una gran capacidad de recuperación, y más cuando se trata de cosas tan superficiales. Es importante que tengamos en cuenta que será el propio organismo el que absorba esa sangre derramada .Por ello no debemos aplicarnos colirios ni nada por el estilo para acelerar la disolución de la sangre. Simplemente lo haremos si a causa de la acumulación de sangre se crea una especie de relieve en el ojo que nos molesta al parpadear y lo reseca.
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