La tendinitis es un mal que nos afecta a casi todos los que practicamos deporte a menudo, y es que la mala ejecución de los ejercicios, y la excesiva tensión que aplicamos a determinadas partes del cuerpo son las que hacen que aparezca este temido mal que nos obliga a estar retirados de la actividad deportiva durante un tiempo. Por norma general se acaba por solucionar con el consiguiente descanso y el tratamiento adecuado, pero existen casos en los que la tendinitis deriva en algo más, en lo que se conoce como tendinitis calcificada.
Una de las partes del cuerpo que más expuesta está a padecer estos trastornos es el hombro. Ya hemos comentado en infinidad de ocasiones la fortaleza y la debilidad que tiene el manguito rotador a la vez. Esta característica es la que hace que sea una parte que suele sufrir tendinitis y demás traumatismos, y es el lugar en el que suele aparecer la tendinitis calcificada que se caracteriza por una calcificación de los tendones de esta zona del cuerpo, lo que lleva consigo una rigidez de la articulación.
Muchas veces achacamos la rigidez y el dolor del manguito rotador a la constante presión del ejercicio y al peso que estamos levantando. El sobreentrenamiento tiene mucho que ver, y es que la constante tensión y la falta de estiramiento y riego sanguíneo adecuado son los causantes de muchas de las micro roturas que se forman en los tendones del manguito. La calcificación del tendón se produce a fuerza de acumularse traumatismos sin curar, que acaban por hacer que el propio organismo genere calcio como medida de protección del tendón, endureciéndolo.
Cuando este trastorno aparece suele manifestarse con un gran dolor al mover el hombro, aunque en muchos casos el dolor es tan grande que no nos permite mover el brazo. Para evitarlo es esencial la prevención, y para ello debemos ser conscientes de que a la hora de entrenar no debemos forzar en exceso esta parte del cuerpo. La forma de fortalecerla será poco a poco. Junto a esto es necesario que estiremos y fomentemos la circulación sanguínea en la zona para evitar las lesiones que pueden acabar por calcificar el tendón.
Una vez que hayamos desarrollado una tendinitis calcificada es necesario que acudamos a un médico, ya que debemos seguir un tratamiento de rehabilitación en el que no faltarán algunas sesiones de electroestimulación de la zona afectada para fomentar la circulación sanguínea y así conseguir devolver a los tendones su flexibilidad natural.
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