Después de haber abordado el tema de la luxación de hombro, una lesión relativamente frecuente en el deporte, nos centraremos ahora en la luxación recidivante, es decir, aquella que tiende a repetirse, por diversos fractores.
Por luxación recidivante entendemos aquella que se produce después de que el sujeto ya haya sufrido una luxación en una ocasión anterior. “Recidivante” no es más que un sinónimo de repetido, es decir, es una lesión de la que se sufre recaída.
Características de la luxación recidivante
Si bien la luxación requiere normalmente un mecanismo de cierta violencia para su producción, las recaídas suelen ocurrir con mecanismos de poca intensidad. He conocido casos de personas en los cuales la luxación ha ocurrido realizando actividades cotidianas o en el trabajo. Incluso ellos mismos aprenden a recolocarse el hombro después de sufrir la luxación.
En medicina se denomina luxación recidivante o recurrente cuando la luxación se produce en más de tres ocasiones y cada vez con un traumatismo menor. El peligro de recidiva es del 50-90% en pacientes menores de 20 años.
Las causas de la luxación recidivante pueden ser por una mala recuperación después de haber sufrido una luxación (no respetar los tiempos de inmovilización, no realizar una recuperación posterior adecuada…) o bien por no haber recibido el tratamiento adecuado.
En personas jóvenes (población donde es más frecuente la luxación recidivante) la principal causa de recaída es no seguir adecuadamente el programa de recuperación, por lo que hacer caso a las instrucciones de los profesionales sanitarios es fundamental para garantizar la curación de este tipo de lesiones.
En algunos casos será necesario el tratamiento quirúrgico como única solución definitiva para reparar las zonas dañadas y evitar que se sigan produciendo recaídas, así como tratamiento fisioterápico específico centrado en potenciar la musculatura como el manguito de los rotadores y el deltoides, trabajando sobre todo ejercicios que favorezcan la coaptación articular (es decir, que favorezcan que la articulación se mantenga “unida”).
Cumplimiento del tratamiento
En todas las lesiones es fundamental respetar las indicaciones del personal médico, de enfermería, fisioterapia y demás profesionales implicados en el tratamiento y recuperación de la lesión. Es la única forma de garantizar que la recuperación será buena, en el menor tiempo posible y con las mayores garantías de volver a la actividad sin problemas.
Los tiempos de inmovilización en este tipo de lesiones hay que respetarlos escrupulosamente, y no realizar ningún tipo de movimiento o esfuerzo hasta que nos indiquen que podemos hacerlo. Al principio la progresión será muy lenta, y es muy molesto tener todo un brazo inmovilizado, pero es la única manera de que el tratamiento funcione.
Por esto se suelen usar aparatosos vendajes (Velpau, que podéis ver en es) en lugar del tradicional cabestrillo: el sujeto puede tener la tentación de quitarse el cabestrillo, pero el vendaje es permanente, y no hay más remedio que respetarlo, aunque sea mucho más incómodo.
Una vez pasado el tiempo de inmovilización, se inicia la recuperación funcional, donde también es fundamental respetar las indicaciones del fisioterapeuta, y no querer avanzar más allá de lo que corresponda a cada momento. Es necesario trabajar poco a poco e ir ganando fuerza y movilidad de manera que el hombro progrese sin realizar movimientos que comprometan la estabilidad de este complejo articular.
En definitiva, la luxación de hombro es una lesión dolorosa y con una recuperación lenta y que requiere bastante esfuerzo. Es fundamental cumplir todas las instrucciones, respetar la inmovlización y hacer una recuperación completa una vez que se ha comenzado (no es raro que personas abandonen las sesiones de fisioterapia antes de estar plenamente recuperadas). De esta manera, la recuperación será óptima, se ganará tiempo y se evitarán daños mayores.
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Imagen | Keith Allison