Tratamiento del esguince de tobillo (II): Fortalecimiento muscular

Como ya hemos comentado en alguna ocasión en Vitónica, cuanto más móvil es una articulación, menos contención ósea posee y más necesario es el equilibrio entre los músculos que la rodean.

En el caso del tobillo se da ésta circunstancia. Requiere una colaboración (llamada sinergia) entre la musculatura anterior y posterior, externa e interna para que, junto con el apoyo de los ligamentos, se eviten nuevos esguinces en el futuro. Aquí van algunas ideas para conseguirlo, una vez que el médico nos ha dado el alta y nos haya dicho que podemos empezar a trabajar.


  • La mejor forma de dar estabilidad a una articulación es realizar movimientos que le sean naturales aumentando paulatinamente la resistencia. En el caso del tobillo, el movimiento más natural es caminar y el aumento de resistencia se puede conseguir con las diferentes superficies: arena, agua, suelo con irregularidades, campo.

  • Cuanto más ligero sea el calzado (o incluso descalzo) lograremos mayor trabajo motriz aunque también aumentará el riesgo, por lo que la prudencia será la principal consigna.

  • Cuando queramos empezar con el deporte, lo mejor es iniciar actividades que no impliquen golpes (la carrera no es un buen inicio), como por ejemplo el ciclismo o la natación.

  • Cuando podamos aumentar la intensidad, una buena opción es realizar el movimiento de la sentadilla pero sin peso. Primero apoyados sobre las dos piernas y después sobre una sóla en equilibrio.

  • Este último ejercicio de apoyo monopodal (sobre un pie) es especialmente interesante porque, por un lado generará contracciones isométricas sin movimientos articular (muy estabilizadoras) y por otro prepará el camino para la última parte del tratamiento, la propioceptiva.


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Imágen | Flickr (Mikebaird)

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