En la mayoría de gimnasios a los que acudimos podemos ver diferentes zonas bien diferenciadas dentro de la sala de entrenamiento. Una de las más características es la parte destinada a las máquinas de aeróbico. En esta zona encontramos diferentes tipos de máquinas, ya que hay elípticas, cintas de correr, bicicletas estáticas, steps, remos... Todas ellas cada vez están más desarrolladas y nos llegan con novedades encaminadas a facilitarnos la actividad. El reproductor de televisión es una de estas novedades, y por ello queremos ver detenidamente si esto mejora el entrenamiento o por el contrario es un freno.
Para muchos realizar ejercicio aeróbico representa todo un problema por la cantidad de tiempo que requiere esta actividad y por la monotonía que es hacerlo en una máquina estática que no nos permite contemplar el paisaje, sino siempre mirar al mismo punto fijo sin variar la visión. Por este motivo cada vez son más las máquinas de aeróbico que tren incorporada una televisión de serie en la que mientras realizamos la actividad podemos entretenernos. Esta incorporación puede ser beneficiosa, pero también resultar un arma de doble filo.
Cuando realizamos ejercicio aeróbico es cierto que toda nuestra atención la debemos focalizar en la actividad realizada. Esta máxima es igual para todo tipo de ejercicios y rutinas que realizamos en el gimnasio. En el caso de utilizar estas máquinas es necesario un control total sobre lo que hacemos, los ritmos, los tiempos, las intensidades... Si tenemos en cuenta esto nos daremos cuenta que no podemos apartar la atención con distracciones. La televisión de la máquina es una distracción muy potente, ya que además todas suelen incorporar auriculares que aumentará y desviará la atención a lo que se está emitiendo, en detrimento del ejercicio.
Utilizar este tipo de televisores de serie conlleva una programación previa, pero si lo que estamos viendo no nos satisface intentaremos cambiarlo, centrando todavía más la atención en el aparato y alejándola de la actividad. Este acto hará que disminuyamos la frecuencia y el ritmo que estamos siguiendo, alternando periodos de subidas y bajadas en la intensidad. Lo mismo sucede a la hora de atender a lo que estamos viendo, ya que no nos permitirá dar todo a la hora de llevar a cabo la actividad en cuestión.
Lo más efectivo en estos casos es recurrir simplemente al audio, pues al no tener que contemplar imágenes no perderemos la concentración ni el ritmo en el ejercicio que estamos llevando a cabo. La música es lo que mejor nos servirá a la hora de realizar ejercicio aeróbico, y si es marchosa nos ayudará a mejorar el paso a la hora de ejecutar cada ejercicio.
Imagen | Hilton Quebec
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