Cuando asistimos al gimnasio a entrenar lo que andamos buscando es un desarrollo muscular perfecto y simétrico. Es cierto que nuestro cuerpo trabaja de diferente manera por cada lado, ya que ninguna de las partes que lo componen son exactamente iguales lo mismo que la fuerza de los músculos de cada parte del cuerpo. Por este motivo a la hora de entrenar lo que hemos de conseguir es una igualdad en la ejecución de los movimientos para conseguir que los músculos se desarrollen de la misma manera. Para conseguirlo vamos a dar algunos consejos.
Las desigualdades muscularmente hablando no son nada buenas, ya que harán que los músculos de un lado tiren más que los del otro forzando nuestra postura y facilitando la aparición de dolores musculares y óseos. Por este motivo es muy importante que entrenemos siempre con cabeza y conscientes de esto para evitar desequilibrios, ya que un mal entrenamiento prolongado en el tiempo puede ser muy perjudicial.
Conocer la utilidad de cada ejercicio
Ante todo es necesario que seamos conscientes de la parte del cuerpo que estamos trabajando. Para conseguirlo es necesario que tengamos presente la utilidad de cada ejercicio y el grupo muscular al que va dirigido. De este modo tomaremos más conciencia de cada movimiento para favorecer en cada uno de ellos a ese grupo muscular que se está trabajando. Es la mejor manera de controlar cada uno de los movimientos que vamos a realizar.
Usar un espejo para entrenar
Colocarnos delante de un espejo o tener un compañero que nos vigile cada movimiento es una buena alternativa para lograr un entrenamiento simétrico y perfecto. Para ello lo que haremos será colocarnos frente al espejo para comprobar que los movimientos son los adecuados y que realizamos el recorrido completo en cada repetición con ambas partes del cuerpo. Si no tenemos un espejo donde mirarnos podemos echar mano de un compañero que supervise el recorrido y lo corrija si es necesario.
Las cargas
Las cargas son fundamentales a la hora de mantener un perfecto equilibrio entre las partes del cuerpo, y es que en la mayoría de los casos los desequilibrios se deben a la carga que utilizamos al realizar las rutinas. Por norma general una parte del cuerpo puede con más peso que la otra, haciendo muchas veces con la parte que tiene menos fuerza levantemos una carga mayor para equipararnos a la otra, la más fuerte. Para ello debemos ser conscientes de que la parte que debe mandar a la hora de elegir las cargas es la que menos peso puede levantar.
El lado que menos fuerza tiene
Junto a las cargas debemos dotar de la importancia que tiene a la parte con menos fuerza del grupo muscular a trabajar. Por ejemplo, si vamos a entrenar los bíceps y tenemos menos fuerza en el brazo izquierdo, lo que haremos será tener en cuenta el peso con el que puede este brazo, y coger el mismo peso con el derecho. A pesar de que para el derecho sea poco peso. De este modo conseguiremos que poco a poco se igualen las fuerzas de ambas partes del cuerpo.
Es importante que tengamos esto muy presente, ya que a pesar de que una parte del cuerpo no se desarrolle de la misma manera la estaremos trabajando y manteniendo, mientras que conseguimos que la otra se equipare. Una vez notemos que la carga usada ya está superada aumentaremos ambas cargas, eso sí, siempre teniendo en cuenta el paralelismo y la realización correcta de los ejercicios con cada parte del cuerpo.
imagen |★ spunkinator
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