El trabajo abdominal es uno de los más controvertidos de la práctica deportiva, ya que la mayoría de nosotros cometemos demasiados errores que no tenemos en cuenta y que son los que nos impiden evolucionar. Por este motivo vamos a repasar algunos de los más habituales para remediarlos cuanto antes.
La mayoría de las personas que asistimos al gimnasio creemos que más es mejor, y aplicamos esta máxima a los entrenamientos, en especial a los abdominales que agotamos hasta la extenuación sin darnos cuenta de que se trata de un músculo como otro cualquiera que necesita sus respiros para reponerse de la presión a la que los sometemos a diario. Es importante que sigamos esta máxima a pies juntillas para así conseguir entrenarlo de una forma saludable.
Desde siempre se nos ha inculcado que los entrenamientos deben comenzar con los abdominales, que tenemos que entrenar cada día. Los abdominales son músculos igual que el resto. Sí que es cierto que tienen mayor poder de recuperación que otros músculos, pero esto no quiere decir que podamos extenuarlos y conseguir una fatiga que acabará en un deterioro. Es importante respetar los tiempos de descanso y no entrenar todos los días los abdominales, sino que con dos o tres veces por semana tiene que ser más que suficiente.
A la hora de entrenar muchos somos los que realizamos interminables series de repeticiones para trabajar los abdominales. Esta es una creencia muy extendida, ya que siempre pensamos que cuanto más es mucho mejor. Nada más lejos de la realidad. El verdadero entrenamiento abdominal se sustenta en el trabajo concentrado en el que incidimos directamente sobre los músculos y las diferentes partes de la zona abdominal. Por este motivo es fundamental realizar ejercicios concentrados en la zona trabajada de modo que sean los músculos los que aguanten todo el empuje. En este sentido prima más la intensidad que la cantidad de repeticiones que a la larga hacen que trabajemos mal y nos lastimemos al adoptar posturas forzadas.
Otro fallo habitual es realizar movimientos demasiado largos a la hora de ejecutar los diferentes ejercicios. Por lo general en la mayoría de rutinas hacemos que el psoas entre en acción, lo mismo que la zona lumbar. Esto es debido en la mayoría de los casos por la longitud de los movimientos. Es fundamental realizar recorridos cortos en los que la concentración sobre la zona sea máxima para hacer trabajar a los músculos. Junto a esto debemos tener en cuenta la alineación de la columna, por lo que debemos evitar giros de tronco y torsiones que pueden deparar en una lesión.
Otro punto que tenemos que tener presente es que no solo se consiguen unos buenos abdominales matándonos a tonificarlos, sino que es fundamental eliminar la grasa que los recubre y no deja que se vean. La mejor manera de hacerlo es llevando a cabo una dieta baja en calorías y grasas combinada con ejercicio aeróbico como la carrera, el spinning, la natación… la combinación de las tres variables es la fórmula para la obtención de unos abdominales fuertes y visibles.
Imagen | Tombre
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