Casi siempre solemos tener en cuenta a la hora de asistir al gimnasio la intensidad de los ejercicios y las rutinas como la base para conseguir los resultados deseados. Centrarnos en esto es lo que hace que en la mayoría de los casos dejemos de lado otros aspectos que son aún mucho más importantes y que merece la pena que repasemos, ya que las acciones indirectas son las que a la larga acaban por hacer que el desarrollo muscular sea más espectacular.
En la mayoría de casos no reparamos en estos puntos, y es que es importante que los tengamos en cuenta para así obtener un mejor desarrollo muscular, ya que entrenar y estimular a los músculos a crecer es solo un paso, después está el resto que no debemos pasar por alto si lo que queremos es seguir evolucionando y mantenernos.
Ante todo debemos saber que durante el entrenamiento los músculos sufren un desgaste elevado. Mediante esta estimulación les obligamos a crecer, pero al igual que los cansamos debemos ayudar a que descansen. El descanso es primordial para que los músculos se recuperen y sean capaces de crecer y desarrollarse con normalidad. Para conseguir un perfecto descanso muscular debemos tener en cuenta varios puntos. En primer lugar el sueño es lo más importante para conseguir el descanso total, por ello es necesario que durmamos entorno a ocho horas para lograr así que los músculos se recuperen de las duras sesiones de entrenamiento.
Además del sueño, es necesario que dediquemos el tiempo y los días necesarios para que los músculos se recuperen de la actividad llevada a cabo. Por este motivo se recomienda que no se trabaje más de una vez a la semana cada grupo muscular, ya que si forzamos en exceso podemos lograr el efecto contrario que queremos conseguir, y llevar a las fibras a un colapso derivado de la fatiga. En estos casos en vez de conseguir que crezcan lograremos que se estanquen y en muchos casos pierdan tono.
La alimentación es una variable que no debemos olvidar. Cuando entrenamos normalmente tendemos a consumir las reservas de glucógeno que tiene nuestro organismo, ya que es la energía directa que recibimos. Una vez consumidas estas echaremos mano de las grasas, que nos aportarán energía de forma más lenta. Realmente del glucógeno es de donde sacamos la energía para poder afrontar al momento la actividad que estamos realizando, por lo que las reservas deben ser elevadas. Para conseguir esto es necesario consumir hidratos de carbono de gran calidad, que podemos obtener a través de los cereales integrales, ya que se van liberando poco a poco al ser complejos, con lo que el organismo los utiliza de forma escalonada.
Lo mismo sucede con las proteínas, son necesarias para conseguir que el músculo se recupere del ejercicio realizado y pueda así crecer. Se trata del principal alimento de las fibras, por lo que debemos aportar al organismo las dosis adecuadas, ya que después de una sesión de entrenamiento las fibras necesitarán alimento para así crecer, y las proteínas es la mejor manera de dotarlas de los aminoácidos necesarios para lograr este fin.
Es necesario que tengamos esto presente y no lo pasemos por alto. A pesar de repasar a menudo estos puntos todavía hay muchas personas que no los tienen en cuenta y que creen que simplemente con el entrenamiento lograrán aumentar el volumen de sus músculos, cuando realmente el ejercicio es un paso del proceso de crecimiento muscular.
Imagen | penywise
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