Con la llegada del nuevo curso en lo que se refiere a entrenamiento deportivo muchas son las dudas que nos surgen, y muchas las personas que después del verano se fijan como meta acudir a entrenar para mejorar su salud y el estado general de su cuerpo. Esta meta es una de las más comunes entre las personas que no entrenaban anteriormente ninguna parte de su cuerpo o no realizaban actividad física alguna. Pero las personas que acudimos a entrenar también nos fijamos metas, y por ello en esta ocasione nos vamos a centrar en ellas.
Marcarse metas a la hora de practicar deporte es una buena metodología para seguir un desarrollo lineal y coherente, pero debemos saber de lo que estamos hablando y el tipo de actividad en la que nos estamos moviendo. Ante todo y sobre todo debemos conocernos a nosotros mismos y saber cuál es nuestro potencial y capacidad de desarrollo, al igual que es necesario que tengamos en cuenta lo que nos permitirá esa determinada actividad a la hora de alcanzar unas metas y otras, ya que éstas siempre deben ser realistas y adecuadas.
Fijarnos metas demasiado altas o que sea imposible cumplir es algo que acabará por frustrarnos a la hora de seguir entrenando y puede hacer que perdamos las ganas de mantener la rutina y seguir trabajando con la misma intensidad que hemos llevado hasta el momento. Esta frustración puede suponer todo un freno en el desarrollo, por ello es necesario que sepamos hasta donde podemos llegar a la hora de fijarnos los límites para este curso en el gimnasio. Por ello vamos a ver cómo hay que fijar las metas.
Combinar variables, la clave del éxito
En primer lugar debemos analizarnos a nosotros mismos y ver la trayectoria que hemos seguido en anteriores años de entrenamiento. Saber los días que podemos acudir a entrenar, los momentos en los que estaremos fuera por trabajo o por compromisos, el tiempo que vamos a dedicar a estos entrenamientos… Teniendo en cuenta estos factores es necesario que analicemos nuestra constitución física y la evolución que hemos venido desarrollando en los años anteriores para así saber hasta dónde podremos llegar.
Una vez analizadas estas variables propias de nosotros mismos debemos determinar los puntos en los que somos más débiles. Estos aspectos suelen ser por norma general cosas que hemos dejado más apartadas el curso anterior, como por ejemplo el trabajo de las piernas o el entrenamiento en cuestas, o la resistencia… Por ello es importante que en este curso añadamos y demos a estos aspectos la importancia que tienen, ya que es necesario que trabajemos nuestro cuerpo y sus cualidades al completo.
Elaborar la rutina a seguir
Sabiendo esto pasaremos a elaborar una rutina de entrenamiento en la que combinaremos las variables antes citadas, ya que siempre debe primar nuestra personalidad, la disponibilidad que tenemos y lo que queremos potenciar o trabajar más para seguir mejorando. En base a esto estableceremos los ejercicios y el tipo de los mismos que vamos a realizar a la hora de acudir a entrenar nuestro cuerpo. Es importante que elijamos ejercicios elaborados que se adapten a nuestra trayectoria y a la evolución que hemos experimentado en años anteriores.
Teniendo esto en cuenta podemos fijarnos los objetivos para este curso que ahora después de las vacaciones empezamos en lo que a entrenamientos se refiere. De este modo seremos capaces a lo largo del año de evolucionar y conseguir lo que buscamos. Eso sí, nunca debemos olvidar nuestras características físicas y la genética que poseemos, ya que no siempre podemos conseguir lo que nos imaginamos, sino que solamente podemos lograr lo que el cuerpo y el trabajo duro nos permite.
Imagen | Kiran Raja Bahadur SRK