El frío ha llegado de repente y apenas nos ha dado tiempo a acostumbrarnos a estas temperaturas. Y es que el cuerpo necesita aclimatarse, lo mismo que nuestros músculos a la hora de hacer ejercicio con temperaturas más altas o más bajas.
El desarrollo de la actividad deportiva es muy diferente en invierno o en verano, y es que aunque no lo creamos, las condiciones ambientares influyen mucho en nuestro rendimiento, lo mismo que en el estado de nuestros músculos. Con el frío los músculos se contraen y necesitan un mayor aporte de calorías, pues es necesario quemar más para conseguir una temperatura óptima. Pero además, la respuesta no es igual que en verano, por lo que tenemos que seguir algunas pautas.
El frío, a diferencia del calor hace que nuestros músculos se contraigan para aumentar la temperatura corporal. Por este motivo en invierno nuestros músculos están más rígidos que en verano, que es cuando las temperaturas son más altas y el cuerpo apenas tiene que consumir calorías para mantener la temperatura. En invierno el consumo calórico aumenta considerablemente para que el cuerpo mantenga una temperatura adecuada.
La temperatura es una de las principales variables que determina la diferencia de practicar deporte en verano o en invierno, y es que las condiciones climáticas son las que van a determinar nuestro estado. Es importante que cuando realicemos ejercicio tengamos el organismo preparado para el esfuerzo, y subir la temperatura corporal es primordial para facilitar el riego sanguíneo y evitar lesiones.
La mejor manera de conseguir esto es mediante el calentamiento que en invierno debe ser más exhaustivo que en verano, pues nos va a costar más alcanzar una temperatura razonable, debido a que el propio ambiente nos roba calor corporal. Para evitar esto podemos realizar deporte o en interior, o taparnos más si lo realizamos en la calle. De esta manera evitaremos que nuestro cuerpo se quede frío.
Otra diferencia es la motivación, y es que en invierno normalmente nos sentimos más activos debido a las bajas temperaturas. El cuerpo, para mantener su calor hace que estemos más predispuestos al ejercicio, mientras que en verano la mayoría de nosotros apenas tiene deseos de practicar deporte como consecuencia de las altas temperaturas. Esto es un punto a tener en cuenta, y es que la motivación es primordial frente a los resultados que vamos a obtener.
Por lo demás, el funcionamiento muscular es igual en verano que en invierno, lo único en lo que debemos reparar es que en invierno los músculos y tendones se encuentran más contraídos a causa del frío y tenemos un mayor riesgo de lesión si no los hemos trabajado previamente.
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