La importancia de saber hasta donde nos puede ayudar nuestro compañero de entrenamiento

En numerosas ocasiones hemos comentado la importancia de asistir a entrenar con un compañero. La mayoría de nosotros suele apoyarse en otro a la hora de llevar a cabo un ejercicio y es que la ayuda puede servirnos para mejorar nuestro rendimiento en muchos casos.

Sí que es cierto que algunos grupos musculares, sobre todo cuando queremos aumentar su volumen, requieren una mayor intensidad, algo que en muchos casos está por encima de nuestras posibilidades. En estos casos es importante que otra persona nos ayude a levantar ese peso, sobre todo en las últimas repeticiones, para así poder dar el máximo y conseguir una mayor concentración. Pero sabemos cuanto nos tiene que ayudar nuestro compañero y en qué situaciones.

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Antes de nada debemos tener en cuenta que el compañero es simplemente una ayuda, en ningún caso es él el que tiene que soportar la mayoría del peso. Como hemos comentado en numerosas ocasiones todos tenemos un límite, y nuestros músculos no se salvan, aunque sí que es cierto que tenemos que llegar a la fuerza máxima si queremos aumentar este límite y conseguir que el músculo crezca. Si entrenamos solos lo podemos lograr, pero el proceso es más lento, ya que la intensidad de las cargas no va a ser igual que cuando lo hacemos ayudados por un compañero de entrenamiento.

Es importante que cuando nuestro compañero nos ayude simplemente sea eso, una ayuda, en ningún caso tiene que ser la persona que levante el peso. Por este motivo debemos ser coherentes con la carga que vamos a aplicar. Para controlar esto tenemos que empezar con cargas del 60 o 70 por ciento de nuestra capacidad para ir aumentando progresivamente en cada serie, hasta que lleguemos al límite de nuestras fuerzas, que ya será donde el compañero deberá ayudarnos. No tenemos que comenzar al límite, pues entonces será él el que soporte el empuje a lo largo de todo el ejercicio.

Lo mismo sucede a la hora de entrenar un grupo muscular u otro, y es que tenemos que saber diferenciar entre los músculos grandes, los medianos y los pequeños, pues todos no aguantan la misma intensidad a la hora de entrenar, y a cada uno tenemos que aplicarle una carga u otra. Es importante que tengamos esto claro, ya que los músculos grandes aguantarán más intensidad y podemos levantar más carga, mientras que los pequeños y medianos debemos cuidarlos más para no sobreentrenarlos y conseguir el efecto contrario que buscamos.

Son músculos grandes el pectoral, los cuadriceps, los isquiotibiales, el glúteo, los dorsales... Cuando entrenemos estos grupos debemos utilizar la máxima intensidad para así conseguir un buen desarrollo. En este caso la ayuda de un compañero de entrenamiento será fundamental. En cambio en el resto de músculos pequeños como el deltoides o los bíceps necesitan menor intensidad para obtener resultados. Sí que es cierto que tenemos que concentrar la carga en estos músculos, ya que al ser más pequeños tendemos a involucrar otros cuando los trabajamos.

Es importante que tengamos estas pautas en cuenta y sepamos que el compañero de entrenamiento es simplemente un apoyo, no una herramienta imprescindible sin la que no podemos entrenar. De nada nos servirá cargarnos con cantidades de peso astronómicas si realmente las está levantando nuestro compañero y no somos nosotros los que realizamos la mayor parte.

Imagen | Flickr/ autor Okie dokie Renata

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