Las piernas, esa parte del cuerpo que todos sabemos que debemos entrenar, pero que casi nadie entrenamos… Es una de las asignaturas pendientes que tenemos a la hora de entrenar en el gimnasio, ya que muy pocos somos los que las trabajamos de verdad, y es que la mayoría de los que no lo hacen lo achacan a lo que les cuesta realizar el entrenamiento de las piernas. En cierto modo es cierto que esta parte del cuerpo cuesta más trabajarla que el resto, por eso vamos a ver los motivos por los que esto sucede.
Cuando practicamos deporte y trabajamos los músculos las fibras que los componen comienzan a efectuar un trabajo diferente al habitual y que están acostumbrados. Este esfuerzo al que los sometemos requiere de un aporte extra de sangre para poder dotar a las fibras del oxígeno necesario para obtener la energía requerida para poder hacer frente al ejercicio que estamos llevando a cabo. Este proceso se repite en todos los grupos musculares del cuerpo, por lo que al hacer ejercicio es necesario mantener una buena circulación sanguínea, pero en el caso de las piernas esto es un poco diferente.
Los músculos que componen las piernas son los más grandes del cuerpo, por lo que contienen más cantidad de fibras. A esto debemos sumarle que son los que más usamos a menudo y por ello los tenemos mucho más desarrollados, con lo que al entrenarlos utilizamos cargas mayores que con otros grupos musculares. Esto hace que el bombeo de sangre a esta parte del cuerpo sea mayor, ya que al tener más volumen y realizar entrenamientos más intensos el requerimiento de energía por parte de los músculos es mayor, consiguiendo que gran parte de la sangre de nuestro cuerpo se desplace a las piernas en detrimento de otras zonas. A esto debemos sumarle la distancia que separa el corazón de las piernas, ya que éste se encuentra en el tren superior del cuerpo y por ello el retorno de la sangre es más largo que en otras zonas, ralentizando el proceso circulatorio.
Esta situación es la que hace que al entrenar las piernas el cansancio que acusamos sea mayor, ya que la sensación que produce en nosotros la falta de riego en otras partes del cuerpo hace que no tengamos muchas fuerzas y que en algunos casos se nos vaya la cabeza, como se dice comúnmente, y es que el cerebro acusa falta de oxígeno. Por este motivo parece que estamos más cansados de lo que realmente estamos, ya que el organismo acusa esta falta de sangre y lo notamos a la hora de obtener resultados, ya que la predisposición no es la misma que cuando el riego sanguíneo está más normalizado. El cansancio no debe ser un freno a la hora de entrenar pierna, sino que lo que tenemos que hacer es descansar y retomar de nuevo los ejercicios de la rutina.
Imagen | rimkaitis
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