Hipertrofiar es uno de los principales objetivos que perseguimos todos los que acudimos al gimnasio. Es cierto que lo que solemos querer es aumentar nuestro volumen muscular y con ello la fortaleza de los mismos. Si preguntamos acerca de cómo conseguir esto, muchas personas no saben ni que contestar ni qué hacer, simplemente dicen que entrenan con las máquinas del gimnasio. Nosotros en este post nos vamos a detener en las progresiones, una de las mejores maneras de conseguir una buena hipertrofia muscular.
A la hora de conseguir unos buenos resultados en los entrenamientos es necesario que tengamos muy clara la manera más adecuada y efectiva de entrenar. A nuestra disposición existen muchas máquinas y aparatos para entrenarnos, pero sin la correcta utilización de los mismos no podremos obtener los resultados que estamos buscando. En esta ocasión vamos a detenernos en la forma más común de hipertrofiar, las progresiones.
Seguro que en más de una ocasión hemos utilizado en nuestras rutinas de entrenamiento las progresiones como modo de trabajar nuestros músculos, pero seguro que no nos hemos ni enterado de cuál es su función, su base y su utilidad en lo que se refiere a crecimiento muscular. Ante todo es necesario que sepamos que esta es una opción como otra cualquiera de hipertrofiar, es completa, pero no es la mejor, pues lo ideal es mezclar diferentes rutinas y formas de entrenamiento para conseguir nuestros objetivos.
¿Qué son?
Las progresiones, como su nombre indica, se caracterizan por un crecimiento progresivo a la hora de entrenar. Principalmente el crecimiento se produce en las cargas que vamos a utilizar cuando entrenamos, de modo que llevemos a los músculos a su nivel máximo de fuerza para conseguir que poco a poco vayan adquiriendo más fuerza mediante el crecimiento de las fibras que los componen, ya que una correcta estimulación de los mismos conseguirá su crecimiento y con ello la ansiada hipertrofia.
¿Cómo ejecutarlas?
En teoría las progresiones son fáciles, pero la duda surge a la hora de llevarlas a la práctica, y es que no siempre sabemos cómo actuar en estos casos. La mejor manera de llevar a cabo este tipo de entrenamiento es concienciarnos de que debemos contraer al máximo los músculos, y para ellos realizaremos series con pocas repeticiones y una carga elevada, como hemos visto anteriormente. Al utilizar una carga elevada no podremos realizar correctamente demasiadas repeticiones, por lo que lo ideal es a medida que aumentemos las cargas, disminuir las repeticiones.
Para que nos quede más claro, lo que haremos será comenzar con una carga que nos permita realizar el ejercicio de manera más o menos desahogada, es decir, a un sesenta por ciento de nuestra capacidad más o menos. Con esta carga realizaremos unas diez repeticiones, para después aumentar la carga en la siguiente serie y llegar al setenta por ciento de nuestra capacidad para bajar el número de repeticiones a unas ocho. Finalmente aumentaremos la carga hasta llegar al ochenta o noventa por ciento y unas seis repeticiones o cuatro dependiendo de nuestra capacidad de aguante.
A pesar de todo, es necesario que cuidemos al máximo la realización y ejecución correcta de los ejercicios, ya que completarlos de la forma adecuada es fundamental si queremos conseguir una hipertrofia perfecta y evitar el riesgo de lesión. Junto a esto hay que tener claro que para lograr una buena hipertrofia no solo sirve con el tipo de entrenamiento, sino que el descanso y la correcta alimentación deben estar presentes a la hora de crecer a través de los entrenamientos.
Imagen | forced rhubarb
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