Para los que llevamos mucho tiempo entrenando nuestro cuerpo en el gimnasio suele hacerse cuesta arriba muchas veces el trabajo con pesas, y es que parece que los resultados dejan de verse y caemos en un estancamiento que intentamos superar con ejercicios más elaborados y complejos en los que muchas veces nos jugamos el tipo y apenas notamos nada. Es en este momento cuando surge la duda de si a la hora de entrenar debe primar la sencillez o la complejidad en los ejercicios.
Es cierto que normalmente cuando llevamos mucho tiempo realizando la misma rutina solemos caer en el estancamiento y no avanzamos más. Llegados a este punto decidimos adoptar diferentes medidas para conseguir un mayor desarrollo muscular. En este punto debemos saber qué es lo que más nos conviene.
La mayoría de las personas consideran que la complejidad de los ejercicios, es decir, cambiar el ángulo habitual por posturas raras en las que normalmente solemos forzar la postura normal del cuerpo, al igual que realizar giros imprevistos que se salen de los movimientos normales del cuerpo, son la mejor manera de sorprender a los músculos y hacerlos crecer de un modo más efectivo. Realmente esto no es así, ya que lo que debemos hacer es cambiar la rutina, pero siguiendo unas bases lógicas en las que tenemos que respetar la morfología del cuerpo.
Recurrir a la realización de ejercicios demasiado complejos y elaborados no quiere decir que siempre se siga una línea lógica de entrenamiento, ya que en la mayoría de los casos estos se hacen por propia iniciativa del individuo, es decir, cada uno de nosotros experimenta movimientos que cree que van a mejorar su desarrollo muscular, cuando realmente lo que se está haciendo es poner en peligro la integridad de los músculos del cuerpo, ya que se les pone en un riesgo serio.
Ante todo debemos tener claro que a la hora de entrenar es fundamental mantener una serie de ejercicios y movimientos básicos que respeten la movilidad de cada una de las partes del cuerpo. La espalda siempre debe estar recta y nunca hay que cargar la tensión del ejercicio en esta parte del cuerpo, ya que podemos conseguir lesionarnos. Es fundamental que siempre a la hora de entrenar concentremos la presión en el músculo entrenado. Esto normalmente no se suele tener en cuenta a la hora de trabajar con ejercicios improvisados en los que la complejidad es alta y se realizan sin ninguna base.
Frente a la complejidad de los ejercicios es aconsejable la sencillez, ya que es la mejor manera de entrenar. Si nos quedamos estancados en las rutinas recurriremos a otras medidas para avanzar, como el cambio de los ejercicios, es decir, sustituir unos por otros o aumentar el peso y disminuir las repeticiones, o realizar súper series. Mantener la sencillez en los entrenamientos nos hará conservar posturas adecuadas en las que no corramos el riesgo de lesionarnos.
Es importante que no olvidemos esto y que no nos lancemos a experimentar a la hora de entrenar, ya que estos atrevimientos pueden costarnos una lesión, y por ello debemos prestar especial atención a las posturas y a la adaptación de los ejercicios a las necesidades de nuestro cuerpo, ya que por mucho que éste sea novedoso y nos prometa el oro y el moro, si nos duele o nos resulta incómodo a la hora de llevarlo a cabo debemos abandonarlo al momento para no acabar por lastimarnos.
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