Todavía son muchos los españoles que no han oído hablar de la dieta flexitariana, un tipo de alimentación que gana adeptos día a día en el mundo entero, motivados generalmente por la necesidad y el deseo de alimentarse de forma más natural, saludable y sostenible. Os contamos, gracias al testimonio de Laura R. y Paula P., dos flexitarianas convencidas, el porqué y cómo convertirse al flexitarianismo.
¿Cuál es el origen de la dieta flexitariana?
El término flexitariano procede de la fusión de las palabras flexible y vegetariano. Apareció por primera vez en 1992, cuando la periodista Linda Anthony escribió un artículo en un periódico local de Austin (Tejas), titulado “Acorn sirve ‘comida flexitariana’”, en el que se presentaba un nuevo restaurante que servía cocina flexiteriana, tal y como describía su propietaria, Helga Morath.
Años después, en 2003, la American Dialect Society definió el término flexitarian como “un vegetariano que ocasionalmente come carne”. En España, aunque todavía se trata de un neologismo no aceptado por la R.A.E., se está convirtiendo en una alternativa de alimentación en alza.
Su buena acogida va paralela al aumento de la oferta de productos dirigidos a un consumidor que opta por una alternativa vegetal a la hora de comer. Un ejemplo sería la nueva línea de yogures Kaiku Begetal, elaborada a base de cremosa almendra y fermentos con sello vegano, y disponible en cuatro sabores (almendra natural, con vainilla, lima y melocotón).
¿En qué consiste la dieta flexitariana?
Los seguidores del flexitarianismo basan un alto porcentaje de su alimentación en una dieta vegetariana, aunque, de forma ocasional, pueden consumir algunos alimentos de origen animal, como carne, pescado, aves o marisco.
Tal y como nos cuenta Laura, su dieta es en gran parte vegetariana a pesar de que excepcionalmente, en determinadas situaciones y por diversas razones, consume alimentos de origen animal, “sin tener que dar explicaciones ni sentirse culpable”, matiza.
Laura hace cuatro años que practica la dieta flexitariana, tras un viaje a Estados Unidos, en el que tuvo la oportunidad de compartir mesa, recetas y experiencias con flexitarianos consolidados, que le abrieron la mente y el paladar a esta nueva tendencia gastronómica. “Descubrí que su forma de entender la alimentación era más saludable y respetuosa con el medio ambiente, sin ser tan restrictiva e impositiva como las dietas vegetarianas y veganas. No necesito tomar suplementos alimenticios porque la ingesta puntual de carne y pescado evita las carencias de Vitamina D, Vitamina B12 y calcio, déficit que se puede producir en otro tipo de dietas veggies”, nos explica.
Paula decidió ser flexitariana hace un año tras ver una película en Netflix llamada “Okja”. “Aunque se trata de una película de ficción, refleja la industria ganadera fielmente, y lo que ocurre dentro de un matadero, entre otras cosas. Muestra por todo lo que tiene que pasar un animal para convertirse en el plato de alguien con un poco de humor negro y sin ningún tipo de escrúpulo”, comenta.
“Soy flexitariana y no vegana o vegetariana porque todavía vivo bajo el techo de mi madre y le complicaría demasiado las comidas si fuese vegana/vegetariana. Cuando me independice, entonces me lo plantearé. “, añade.
¿Cuáles son las ventajas de la dieta flexitariana?
Una dieta sin restricciones. En el flexitarianismo no se elimina ningún tipo de alimento, tal y como sucede en las dietas vegetarianas o veganas. “Eso sí, es importante tener muy claro que no se trata de consumir la misma cantidad de alimentos de origen vegetal y animal o ir alternando indiscriminadamente; es fundamental que la dieta principal sea vegetariana y procurar que las carnes y pescados que se consuman muy ocasionalmente no sean los alimentos protagonistas de un plato, sino un complemento”, comenta Laura.
Más saludable. Cualquier tipo de alimentación basada principalmente en el consumo de frutas, legumbres, verduras y frutos secos, en su gran mayoría, con una ingesta reducida de carne y pescado, siempre es más saludable y beneficiosa para el organismo. Ayuda a bajar la presión arterial, reducir los niveles de colesterol y triglicéridos y es cardioprotectora, entre muchas otras ventajas. “Desde que soy flexitariana, he notado cambios muy favorables en mi estado físico y mental, como una mejor calidad de la piel, el pelo y uñas, conseguí perder gradualmente y de forma natural algunos kilos, duermo mejor y ya no tengo digestiones pesadas.”, comenta Laura. “Aunque todavía no he notado un cambio remarcable en mi estado físico, tengo la conciencia más tranquila, por lo que mi estado mental es sustancialmente mejor.”, añade Paula.
Más respetuosa con los animales y el medio ambiente. Paula nos explica que “cuando consumo alimentos de origen animal, como huevos y pollo, lo hago de ganadería ecológica siempre. Aunque soy consciente que estoy consumiendo animales, por lo menos han sido criados en condiciones justas y suficientes.” Es el caso de los “huevos de gallinas felices” que han sido puestos por gallinas que no viven hacinadas y sin ver la luz del día, sino al contrario: tienen un espacio adecuado en el que vivir y moverse en libertad. Además, “la industria ganadera es una de las más contaminantes del mundo. Reduce el consumo de carne y también estarás ayudando al planeta Tierra.”, puntualiza.
Una dieta más social. El hecho de poder introducir de forma eventual alimentos de origen animal permite comer fuera de casa, asistir a una comida familiar o con los amigos, ir a un restaurante o a cualquier tipo de evento gastronómico sin tener que dar explicaciones, preguntar continuamente qué contiene cada plato etc., de forma natural, sin sentirse culpable. “Los flexitarianos tenemos más opciones para elegir, en situaciones extraordinarias, cuando comemos o cenamos fuera de casa”, añade Laura.
Receta flexitariana
Y terminamos con un buen tazón cargado con yogur con frutos del bosque y cereales. Perfecta para desayunar, como postre o cena frugal, esta receta, sencilla y deliciosa, aportará todos los beneficios que contiene cada uno de sus ingredientes que, en función de la época del año, pueden cambiarse por otros de temporada.
Ingredientes: Yogur Kaiku Begetal, frutos del bosque (fresas, moras, arándanos…), y cereales de arroz chocolateado.
En un cuenco añade una ración de yogur Kaiku Begetal previamente batido para obtener una textura homogénea, añade los frutos del bosque y, por último, esparce unas cucharadas de cereales de arroz chocolateado.
Gracias a la dieta flexitariana, puedes obtener los mismos nutrientes que en un dieta carnívora, y disfrutar de un estilo de vida más saludable y natural. Kaiku Begetal te ayudará a conseguirlo, ya que cada yogur contiene 10 almendras, la porción diaria recomendada por los nutricionistas, y fermentos vivos, las mismas bacterias características de este lácteo, pero sin contar con leche de vaca. Y es que, Kaiku Begetal es la alternativa vegetal al yogur con más "sin": sin soja, sin lactosa, sin gluten, sin transgénicos, sin colorantes artificiales, sin gelatina, sin aspartamos, sin edulcorantes artificiales... Y todo ello sin renunciar al sabor.
Fotos | iStock y Kaiku
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