A la hora de practicar natación es importante realizar un buen calentamiento para estar listos y poder afrontar el ejercicio en perfectas condiciones sin sufrir ningún percance. A pesar de que en la piscina los movimientos son más suaves al estar amortiguados por el agua, es primordial tener caliente las articulaciones que vamos a trabajar y que sufren un gran trabajo como son los hombros y brazos en general.
El calentamiento nos activará la circulación sanguínea para que estemos listos para entrenar. Mantendrá nuestro músculos con un riego óptimo y listos para trabajar. Para ello realizaremos ejercicios suaves y lentos de manera que aclimatemos a nuestras articulaciones para el ejercicio que van a realizar posteriormente.
Hay que dedicar de 10 a 20 minutos a calentar divididos en un entrenamiento general en el que realizaremos ejercicio aeróbico para activar la circulación y aumentar la temperatura de nuestro cuerpo. Podemos hacer carrera o caminata. La otra mitad del tiempo de calentamiento la destinaremos a trabajar las partes que intervienen en la natación como los brazos, hombros y piernas.
Es importante combinar estiramientos con el calentamiento habitual para tener unos músculos relajados y preparados para el esfuerzo. También podemos calentar dentro del agua para acostumbrarnos a la temperatura y al medio. Después de realizar el ejercicio es recomendable dedicar 15 minutos a realizar estiramientos para facilitar la recuperación muscular y evitar lesiones.
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