Uno de los deportes estrella del verano es la natación. La mayoría de nosotros solemos acudir a refrescarnos y escapar del calor en una piscina, y de paso aprovechamos para practicar un deporte de los más completos que existen y que menos agresivo es para nuestros músculos y articulaciones. A pesar de esto es necesario que nos preparemos para hacer frente a esta actividad, y por ello debemos calentar.
Al considerarse la natación como un deporte poco lesivo y con muchos beneficios para el organismo muchos son los que piensan que no es necesario un buen calentamiento, puesto que el agua amortigua cualquier impacto e impide que nos hagamos daño. Nada más lejos de la realidad, ya que la natación requiere una gran movilidad del tren superior del organismo, haciendo que entren en juego cientos de músculos del cuerpo que deben estar preparados para el esfuerzo.
El medio en el que se lleva a cabo esta actividad es el agua. Como tal el agua amortigua la mayoría de los impactos que podemos recibir a la hora de llevar a cabo un ejercicio, pero es cierto que el agua es un medio diferente al que estamos acostumbrados que es el aire. La temperatura del agua es menor de la que tenemos en nuestro cuerpo, por lo que éste debe aclimatarse a las necesidades térmicas que este medio le va a ofrecer. Normalmente esta aclimatación pasa por que nuestros músculos se queden más rígidos en el proceso de adaptación, algo que puede pasarnos factura si no hemos calentado previamente.
La natación es un deporte que implica mucha movilidad. Sí que es cierto que el agua es un medio mucho más cómodo para movernos que el aire pero aún así trabajamos muchos grupos musculares a la vez. Por ejemplo, a la hora de hacer mariposa debemos realizar movimientos circulares con los brazos, algo que implica músculos de la parte delantera y de la trasera del tronco, además de mantener la columna recta y bien equilibrada. En este caso las piernas apenas tienen movimiento, por lo que las lesiones, en el caso de producirse, se llevan a cabo en la parte superior.
El calentamiento es fundamental para poder realizar una buena sesión de natación, ya que nos va a permitir poner a tono los músculos y ganar movilidad de cara al posterior ejercicio que vamos a llevar a cabo. Por ello es fundamental que los movimientos para calentar impliquen todos los músculos del cuerpo. Es necesario que nos centremos en el tren superior, concretamente en la zona de los brazos y el manquito rotador, que son los que soportan la mayor tensión, pero no por ello podemos olvidar las piernas y el resto del tronco.
Debemos dedicar un tiempo a adaptar nuestro cuerpo al movimiento que vamos a llevar a cabo en la piscina, por ello es fundamental la preparación previa. Pero no es lo mismo realizar el movimiento en el aire que dentro del agua. Para que esto sea posible realizaremos parte del calentamiento fuera del agua, y el final dentro, de modo que el organismo se adapte a la temperatura del medio y no suframos así daños musculares.
Además del calentamiento los estiramientos son muy importantes, pues nos ayudarán a eliminar tensiones en los músculos y conseguir una mejor circulación sanguínea, acelerando de esta manera la recuperación de los mismos. Los estiramientos deben realizarse tanto antes para activar el riego sanguíneo, como después para comenzar a hacer que nuestros músculos se relajen y se recuperen antes del esfuerzo.
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