La semana pasada hablamos de los enemas de café que promueve Gwyneth Paltrow y, sinceramente, creímos que habíamos alcanzado una nueva cuota en lo que a majaderías se refiere.
Pero no. Una vez más, cuando creíamos que habíamos visto lo más estúpido de lo más estúpido, la tontería más grande jamás ideada, cuando creíamos que ya nada podía sorprendernos... tenemos que dar un paso atrás y reconocer que la estupidez de nuestros congéneres siempre puede alcanzar cotas más altas.
Porque al parecer hay gente que se dedica a comer pastillas de detergente para la lavadora o el lavaplatos, y que no lo hace por accidente al confundirlas con otra cosa, ni en un estado de embriaguez suficiente como para no saber lo que hacen.
No, no. Lo hacen aposta como un desafío llamado tide pod challenge, se graban haciéndolo y desafían a otros a imitarles. En lo que llevamos de año van 37 casos, todos en Estados Unidos, todos en adolescentes y todos intencionados. Si a estas alturas estás pensando que la humanidad no tiene remedio, estamos todos contigo.
¿De dónde ha salido esta idea?
El Washington Post ha hecho un repaso de la evolución del tide pod challenge. Reconocen que no está muy claro de dónde ha salido la idea de comerse las pastillas de detergente, pero los primeros en acuñar la expresión tide challenge fueron los publicitarios de Tide, una marca de detergente, que desafiaban a sus consumidores a encontrar una mancha que no pudiese borrarse con sus productos.
Un artículo en la publicación satírica The Onion tiempo después simulaba estar escrito por un niño pequeño que declaraba su intención de comerse una de estas pastillas de detergente por su aspecto apetitoso (colores brillantes y aspecto de gel o gelatina).
De hecho, es normal encontrar en estos envases advertencias para no dejar las pastillas al alcance de los niños, que pueden confundirlas con chucherías por su aspecto colorido y brillante, y también hay algunos gags de programas cómicos que aprovechan esta gracia.
Por favor, no comas pastillas de detergente
Resulta descorazonador tener que pedirlo, pero por si acaso: no lo hagas. En serio, es una idea terrible y no hay ningún aspecto positivo que lo compense. Si en algún momento sientes la tentación de intentarlo, simplemente no lo hagas.
Los chavales que se han comido estas pastillas han sido hospitalizados con vómitos, dificultades respiratorias y pérdida de consciencia, y las consecuencias podían haber sido peores: existen casos de fallecimientos por intoxicación en niños más pequeños.
Al ser ingeridos, los compuestos que contienen pueden causar un cambio en la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, pérdida de consciencia y convulsiones. Además, puesto que los adolescentes muchas veces no se someten a exámenes médicos regulares, algunos pueden padecer otros problemas de salud no detectados, como asma, que aumenten el riesgo de complicaciones.
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