Algunos mitos sobre cómo tomar el sol

Con la llegada del calor la mayoría de nosotros sale a la calle a pasar mucho más tiempo y realizar infinidad de actividades. Tomar el sol es una de ellas, y es que en su justa medida es bueno que a nuestro cuerpo le de el sol, ya que es necesaria la luz natural y la energía solar para que el organismo pueda realizar la síntesis de la vitamina D para así mantener una buena salud del organismo. A pesar de todo siguen existiendo muchas creencias entorno al sol, y por ello queremos detenernos en algunas de ellas.

El sol es parte fundamental de la vida, ya que es necesario para la realización de innumerables funciones del organismo. Tomarlo con moderación es esencial si lo que queremos es mantener una salud estupenda. A pesar de todo el boca a boca y la costumbre nos han hecho forjar una serie de creencias entorno al hecho de tomar el sol. Es cierto que ganar moreno es un signo de buena salud, pero no siempre el modo de conseguirlo es el más adecuado.

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Las mejores horas para tomar el sol

Un gran mito a la hora de tomar el sol es el que tiene que ver con las horas a las que vamos a ponernos a tomar el sol. Desde siempre ha existido la creencia de que las horas centrales del día en las que el sol más fuerte pega son las mejores para broncearse. A pesar de que por activa y por pasiva hemos dicho que estas horas son las peores, pues es cuando los rayos del sol son más perpendiculares y pueden causarnos más daño en la piel, pues la radicación es mucho más elevada.

Son precisamente esas horas en las que debemos evitar tomar el sol, a pesar de que exista la creencia de que el bronceado es más rápido a esas horas. Esto es totalmente falso, ya que el cuerpo se broncea de igual modo si tomamos el sol al mediodía que cuando el sol está más bajo y la intensidad del mismo diferente. Esto es importante que lo tengamos en cuenta para abandonar la idea que en las horas centrales es cuando más morenos nos vamos a poner.

La crema solar

Otra creencia muy extendida es la que tiene que ver con la crema solar, ya que muchas personas piensan que cuanto más factor de protección utilicemos menos bronceados nos pondremos. Esta afirmación está en contra de lo que nos dicen todos los dermatólogos que aseguran que es necesario el uso de crema solar con alta protección. Pero es que antes de nada debemos tener claro que los filtros de la crema determinarán el grado de filtración de los rayos nocivos del sol.

Es necesario que utilicemos cremas con altos filtros para así conseguir que el cuerpo reciba la menor cantidad de radiaciones nocivas para nuestra salud. Este hecho no tiene nada que ver con el grado de bronceado que vamos a obtener, es más, la piel responderá mejor y se bronceará mejor cuanto más cuidada e hidratada la tengamos, ya que de este modo conseguiremos que nuestro bronceado dure más. Algo que no debemos hacer es dejar de echarnos crema protectora y pulverizarnos agua en su lugar como cree mucha gente, ya que esto no hidratará la piel, sino que acelerará el proceso de quema de la piel, pues el propio agua actuará como lupa y aumentará el efecto de los rayos solares en la piel.

Diferencia de intensidad en el interior y en la playa

Otra creencia extendida con respecto al sol es que el sol del interior quema más que el de la playa. Esta afirmación es totalmente falsa, ya que el sol es igual en todas partes, lo que pasa que el clima interior es más seco, por lo que el cuerpo padece mucho más el calor del sol y la deshidratación que éste desencadena en el organismo, mientras que en la playa el clima es más húmedo y la pérdida de líquidos por parte del organismo es más lenta, dando una sensación de que el sol quema menos. A pesar de esto, el riesgo de quemarnos es exactamente el mismo, y por ello en ambos escenarios nos tenemos que cuidar contra el sol y sus efectos.

Imagen | eljoja

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