Beber agua fría después de un entrenamiento intenso, ¿puede ser perjudicial para nosotros?

Santiago Campillo

Colaborador

Licenciado en Biología, divulgador científico y autodidacta a tiempo parcial. Gentilhombre del S. XXI. La Comunicación Científica es mi pasión y también mi profesión cuando se deja. Inquieto por naturaleza, cómodo por vicio y creativo por enfermedad.

Una noticia reciente sacaba del armario un miedo antiguo: beber un vaso de agua fría es capaz de matar al deportista más atezado si lo toma todavía "en caliente". La razón, indican muchos medios, es un inesperado ataque al corazón.

Pero, ¿qué hay detrás de esta información? ¿Tan peligroso resulta un sencillo vaso de agua helada? El cambio de temperatura, efectivamente, puede provocar algunos problemas. Pero ¿tan sumamente graves como para matar a una persona? Vamos a ver qué ha podido ocurrir.

Un vaso letal

Cuenta la historia que Felipe I de Castilla, más conocido como Felipe "el Hermoso", andaba jugando un partido de pelota en la burgalesa Casa del Cordón un frío 16 de septiembre cuando le sobrevino un malestar súbito al día siguiente. Unos días después, moría sin remedio. La leyenda es más concisa que los hechos, y explica que fue un vaso de agua fría el que le causó la muerte.

En una noticia triste y más reciente, un joven de 27 años fallecía en Perú de un paro cardíaco fulminante después de tomar un vaso de agua helada tras hacer deporte. No son los únicos retratados en el fuero popular (o por los medios). ¿Tan peligroso resulta el contraste de temperaturas?

Lo cierto es que dicho contraste puede suponer un problema de salud importante, como veremos más adelante. Sin embargo, es muy difícil suponer que se debe únicamente a beber un vaso de agua fría. A pesar de la creencia popular, que este fenómeno provoque un síntoma tan drástico no es nada normal. Pero, antes de nada, entendamos qué ha ocurrido.

El "corte de digestión" no existe

Lo que ocurre cuando hay un contraste de temperaturas que provoca una reacción adversa en el cuerpo se denomina hidrocución. Esta se llama así debido a los efectos clínicos que presenta, muy parecidos a los de la electrocución. Lo que ocurre es que el cambio brusco de temperatura desencadena un síncope, es decir, un acto reflejo de inhibición de la respiración y la circulación. Esto puede provocar un mareo o incluso un desmayo.

También produce el conocido como corte de digestión, debido al síncope, lo que provoca náuseas y vómitos. Sí, la hidrocución es capaz de provocar una parada cardiorrespiratoria, en el peor de los casos. Pero esto no es nada normal, los mayores problemas con este fenómeno están más relacionados con el ahogo, debido al desmayo en el agua. En todos los casos, hablamos de un contraste de temperatura fuerte, afectando a todo el cuerpo.

En los países más fríos, por ejemplo, existe una mayor mortalidad relacionada con los días helados (y lunes, curiosamente) por culpa de los problemas cardíacos. Sin embargo, tampoco está clara si esta relación se puede justificar con la hidrocución. Por otro lado, tenemos que repasar la cuestión del vaso de agua helada.

Es bastante difícil atribuir una hidrocución, y más con semejante resultado, al contacto del agua fría con una superficie tan pequeña como el esófago y el estómago. Hay que tener en cuenta que, además, el intercambio de calor es minúsculo, en comparación. Por otro lado, existen casos documentados de personas que han sufrido una parada cardiorrespiratoria mortal tras ingerir una bebida muy fría. ¿En qué quedamos?

El problema podría estar en el corazón

Si volvemos al pobre Felipe I, la leyenda mete la pata. Su muerte, como la de muchos otros reyes, está bien documentada: murió tras varios días de agonía, escupiendo sangre. Las malas lenguas dicen que fue envenenado, aunque pudo haber contraído la peste, sufrir de un tumor o cualquier otro mal. Seguro que no murió de hidrocución, pues el síncope y sus consecuencias tienen apenas unos minutos, horas como máximo, de duración, no días.

¿Y qué hay de este pobre chico peruano? ¿O del chaval de 12 años cuyo caso está documentado en el repositorio científico? ¿Y de la docena de casos promovidos por el acervo cultural? Existe una remota posibilidad para justificar este problema. Tal y como también está documentado, la razón podría estar tras un problema cardíaco, como una arritmia congénita. Se ha observado que beber líquidos muy fríos puede provocar una fibrilación atrial (un cambio de ritmo cardíaco) que puede llegar a resultar peligroso en condiciones especiales.

Entre esas condiciones están los problemas de corazón. En estos casos, existe la posibilidad de que el vaso de agua helada haya provocado un ataque al corazón debido a un problema vascular anterior (probablemente no identificado). Pero es casi imposible que esto le ocurra a una persona normal, sin problemas de corazón.

A pesar de todo, los casos han calado hondo en la sabiduría popular, llevando la leyenda y el mito muy lejos. Pero podemos decir, con bastante seguridad, que no hay problema por beber un vaso de agua fría tras hacer deporte, incluso si el entrenamiento es intenso. Al menos, si no tenemos problemas de corazón.

Imágenes | Unsplash

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