La World Cancer Research Fund ha publicado estos días su tercer informe sobre Dieta, Nutrición, Actividad Física y Cáncer. Este informe se trata de un acercamiento multifactorial a la compresión del cáncer en el que se detalla la evidencia existente sobre la relación entre hábitos de vida y la posibilidad de padecer algún tipo de cáncer.
Y es que, efectivamente, según la OMS, el cáncer es una enfermedad multifactorial debido a la combinación de efectos genéticos y ambientales, que incluyen elementos como el aire, el agua, nuestra alimentación, la exposición a elementos químicos como el humo del tabaco, la falta de actividad física, etc,. La acumulación y repetición de muchos de estos factores puede acabar en el desarrollo de un cáncer.
Evidentemente, existen muchos factores que no podemos controlar, como los factores genéticos, o los elementos cancerígenos a los que nos podamos exponer en nuestra vida, sin tener conocimiento de ello. Pero sí existen otros aspectos y factores sobre los que sí tenemos control y conocimiento, como son nuestro hábitos de vida.
Entre nuestros hábitos, la alimentación es un factor de riesgo para algunos cánceres. Por ejemplo, algunos estudios encuentran una importante relación entre el consumo de azúcar y de grasas trans y el desarrollo del cáncer. Otro ejemplo es que las carnes procesadas podrían aumentar el riesgo de padecer cáncer colorrectal.
En lo que se refiere al ejercicio físico, podría parecer una exageración, pero la realidad es que, por ejemplo, en lo que se refiere al cáncer de mama, las mujeres que no hacen deporte tienen hasta un 71% más de posibilidades de sufrirlo. Además, el ejercicio físico podría ayudar a reducir el tamaño de algunos tumores.
Por supuesto, el consumo de tabaco y de alcohol son importantes factores de riesgo a la hora de poder desarrollar algún tipo de cáncer.
La realidad es que, si acumulamos muchos de los otros factores, es posible que, aunque vivamos una vida absolutamente saludable, padezcamos algún tipo de cáncer. Sin embargo, los otros factores no los podemos controlar, pero la alimentación, nuestra actividad física y el consumo de elementos nocivos como el tabaco sí. Y ya se sabe que, cuantas menos papeletas acumulemos, menos posibilidad de que nos toque.
Recomendaciones de la OMS
A este respecto, la OMS realiza una serie de recomendaciones para ayudarnos a prevenir el desarrollo de esta enfermedad.
- Consumir alimentos ricos en nutrientes.
- Evitar alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar, grasas y/o sal.
- Aumentar el consumo de frutas y hortalizas.
- Realizar, al menos, 30 minutos al día de actividad física de intensidad moderada.
- Reducir o evitar totalmente el consumo de alcohol.
- Reducir o evitar totalmente el consumo de tabaco.
Ningún tipo de alimentación nos va a curar si padecemos un cáncer -las dietas anticáncer no existen-, pero sí es importante para ayudarnos, aunque sea, a prevenir.
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