Las chanclas son el calzado veraniego más usado para asistir a la playa con los pies frescos, sin embargo, no son la mejor opción si queremos proteger la salud de nuestros pies, a continuación dejamos cuatro razones para evitar su uso este verano.
Pueden causar lesiones
Al tener una superficie sobre todo fina y plana, las chanclas ofrecen muy poco apoyo a los pies y no amortiguan el impacto de cada paso.
Por esta misma razón, las chanclas pueden conducir a un aplanamiento el arco plantar así como una tensión excesiva o estiramiento constante la fascia del pie, pudiendo ocasionar una fascitis plantar con el tiempo.
Por otro lado, su única tira en medio de los dedos puede ser causante de irritación y ampollas en el pie debido a que la mayoría de las chanclas son de goma, no absorben el sudor y la humedad con el roce constante del pie puede ocasionar lesiones.
Modifican la postura
Dado que con las chanclas el talón queda sin sujeción alguna, el pie no sólo puede modificar la pisada sino también, utilizar los dedos para agarrarse y ello, puede afectar nuestra postura corporal entera.
No caminaremos seguros sino más bien tensos, intentando sostener las chanclas a nuestro pie, algo que cualquier calzado debería lograr por sí solo, y esto puede además de ser causante de lesiones, ser un factor que modifique nuestra postura por completo.
Si además usamos chanclas en desnivel, (muy frecuente en versiones femeninas), tendríamos todos los efectos de los tacones además de los de las chanclas que sin duda pueden alterar la alineación de la columna y así, modificar la posición adecuada del cuerpo.
Escasa higiene
Como hemos dicho, la mayoría de las chanclas no absorben el sudor y por el contrario, propician la humedad en nuestro pie, pudiendo favorecer el desarrollo de hongos por ejemplo.
Además, como se trata de un calzado totalmente abierto, nuestros pies se verán expuestos a todo tipo de factores externos: desde la arena de la playa hasta objetos tirados en la vía pública.
Sobre todo, debemos tener en cuenta que una chancla no absorbe el sudor y favorece la humedad y el calor en nuestro pie, por lo que puede ser un lugar propicio para el desarrollo de hongos u otros gérmenes y bacterias.
¿Realmente cómodas?
Aunque es una realidad que el pie queda casi por completo al descubierto y ello garantiza frescura, también debemos ser muy críticos al momento de señalar como cómodas las chanclas.
Este tipo de sandalias ofrecen poca sujeción al pie, y ello, ya es un factor en contra de la comodidad de su uso, pues el propio pie deberá sujetarse al calzado pudiendo para ello, tener que doblar los dedos hacia abajo.
Además, las chanclas se salen fácilmente de nuestro pie y pueden engancharse en cualquier objeto del camino mientras nos desplazamos, lo cual sin duda, tampoco garantiza comodidad y seguridad al caminar.
Por todas estas razones, debemos evitar el uso de chanclas este verano, es decir, no erradicar su uso pero sí limitarnos a emplear estas sandalias en la pileta o en la playa únicamente, o de lo contrario, andar descalzos que puede tener muchos beneficios y menos perjuicios que el uso de chanclas.
Y si vamos a comprar chanclas, mejor escoger aquellas con mayor superficie de apoyo, de buena calidad y en lo posible, que no sean de plástico. Además, podemos tener en cuenta otros consejos para que las chanclas no nos perjudiquen notablemente, tales como evitar su uso diario, hidratar los talones y considerar aquellas con antideslizantes.
Vía | American Podiatric Medical Association
Imagen | Wendyvanesdel y Jeremy
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