Las migrañas o hemicráneas son un tipo de jaqueca especialmente fuerte, que pueden ir acompañadas de náuseas, malestar y un sinfín de situaciones desagradables. Se estima que afecta entre el 11 y el 16% de la población mundial.
Al contrario que otras cefaleas, o dolores de cabeza, la migraña es especialmente persistente y dolorosa. Y lo más curioso es que no sabemos realmente por qué se produce, a pesar de los innumerables esfuerzos que hemos hecho por entenderla. Por suerte, hay algunas cosas que sí sabemos sobre ella. Por ejemplo, el papel de las tiraminas y cómo algunos alimentos pueden jugarnos una mala pasada.
No sabemos por qué se producen las migrañas
Es muy llamativo, a falta de una expresión mejor, el desconocimiento que existe sobre este mal. Sobre todo si tenemos en cuenta sus consecuencias y al gran número de personas a las que afecta. Existen numerosas hipótesis sobre su origen, aunque ninguna parece cuadrar por completo con lo observado en los estudios.
Lo que sí que conocemos bien es su cuadro clínico, que comienza con los pródromos, síntomas difusos que aparecen horas antes de la migraña; el aura, que se manifiesta con una pérdida de visión en un punto o de todo un ojo, o la aparición de puntos brillantes, etc; seguido del dolor, intenso, pulsátil, que afecta a un lado concreto de la cabeza y que puede durar muchas horas. También puede ir acompañado de vómitos, náuseas y otras sensaciones desagradables.
Una vez que se desencadena una crisis de migraña es muy difícil hacer nada. Algunos fármacos pueden ayudar, aunque no siempre funcionan y no para todo el mundo. En general, la mejor opción es la prevención. ¿Y cómo se previene algo que no se sabe por qué se produce?
Lo que los investigadores han observado es que los episodios de migraña están íntimamente relacionados con los hábitos de vida. Efectivamente, la migraña puede desencadenarse por malos descansos, el estrés y otras circunstancias psicológicas, algunos factores externos como el clima, las hormonas (especialmente durante la menstruación) o la alimentación, la cual está directamente relacionada.
¿Qué son las tiraminas?
El glutamato, la cafeína, el alcohol... todas estas sustancias están relacionadas con la migraña. Pero hay una en especial que conocemos por su relación más que probada: la tiramina. La tiramina es una molécula que produce un cambio en los vasos sanguíneos (es un vasoactivo) y está presente en muchos alimentos.
Esta sustancia aparece por el proceso natural de fermentación en ciertos alimentos. La tiramina procedente de la dieta está directamente relacionada con el dolor de cabeza y la migraña. Aunque se desconoce el mecanismo exacto, algunas hipótesis apuntan a que la sensibilidad a la tiramina tiene similitudes a la interacción de la dopamina en nuestro sistema. Aun así, son muchas las incógnitas al respecto. Por ejemplo, no a todo el mundo les afectan las tiraminas o no lo hacen de la misma manera.
En cualquier caso, sobre todo si están bajo situación de estrés, se desaconseja a los pacientes susceptibles de padecer migraña consumir los alimentos fermentados y que pueden contener tiraminas. ¿Y de qué alimentos hablamos? Y, sobre todo, ¿qué comemos entonces?
Dieta baja en tiraminas, qué comer y qué no comer
Si estamos en un momento tenso, llevamos unos días descansando mal o, sencillamente, no nos encontramos bien y, además, solemos padecer migraña, es un buen momento para saber qué alimentos podría ayudar a provocarla. Como la tiramina aparece en la fermentación de ciertos alimentos, es conveniente eliminar todos los productos relacionados con este proceso. También es necesario eliminar otros relacionados con la migraña o la cefalea:
- El queso curado (sí que se permiten los quesos frescos y el queso crema).
- Arenques en escabeche o secos.
- El chocolate.
- Cualquier cosa fermentada, en escabeche o marinada.
- La crema agria.
- Pan de masa fermentada, panes y galletas que contienen queso o chocolate.
- Alimentos que contienen glutamato monosódico.
- Higos, pasas, papayas, aguacates y ciruelas rojas.
- Frutas cítricas.
- Plátanos.
- Pizza.
- Cantidades excesivas de té, café o bebidas de cola.
- Carnes procesadas (salchichas y salchichones).
- Hígados y paté.
- Alcohol.
Es una lista bastante extensa. Entonces, ¿qué podemos incluir? Pongamos algunos ejemplos aceptables para prevenir la migraña. Si queremos disfrutar del queso, además del fresco, podemos aprovechar esta receta de mousse de fresas y queso fresco, o estos Pastelitos de queso sin azúcar (lleva solo una ralladura de naranja, que no supone ningún problema).
Si somos golosos y no podemos pasar sin el chocolate, estos bombones fitness nos ayudarán a mantener el antojo a ralla. También podemos aprovechar multitud de legumbres, como en esta receta de garbanzos al horno con zanahoria y semillas de chía. No hace falta que reneguemos de la pizza, pero en vez de comer pizza con masa de pan, podemos disfrutar de esta pizza fitness con base de avena y boniato, o estas minipizzas con base de garbanzo.
El pescado es una buena fuente de nutrientes, si es fresco, y podemos comerlo en un sinfín de recetas. Aquí tienes 75, nada menos, para poder elegir qué incluir en tu dieta, evitando las tiraminas. La carne, si es fresca, también puede ser una buena opción. Por ejemplo, el pavo nos brinda unas recetas saludables y sabrosas.
Por último, tenemos un sinfín de recetas con pasta que podrán ayudarnos a mantener una alimentación libre de tiraminas sin que se nos atragante el plato, como esta "pasta de lentejas rojas con salteado de tomates cherry". Aunque pueda parecer complicado, mantenerse alejado de esta sustancia es más fácil de lo que parece. Es más, podemos hacerlo manteniendo una dieta saludable y equilibrada. Y si no, solo hay que fijarse en la multitud de opciones que tenemos.
Imágenes | Unsplash
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