El dolor intercostal es un problema que relativamente frecuente entre muchos corredores. Es un tipo de dolor que se produce en los músculos intercostales, que son aquellos que nos ayudan a que nuestro torso se mantenga estable y hacen posible que se hinche la caja torácica durante la respiración.
Este dolor normalmente se produce en el momento en el que estos músculos sufren una distensión, habitualmente debida a un estiramiento excesivo y repetido del tejido, y además de generar dolor, el síntoma más común que provoca es precisamente un aumento de la dificultad para respirar.
Evidentemente no te interesa que ocurra esto, y mucho menos si todo esto te empieza a pasar justo cuando estás corriendo, así que vamos a proponerte algunas estrategias que te ayudarán a sobrellevarlo.
Eso sí, ten en cuenta que ninguno de estos consejos sustituye las indicaciones de un profesional de la medicina.
Ejercicios de respiración
Es conveniente que intentes llevar a cabo respiraciones profundas de manera habitual. Hazlo preferiblemente en ayunas porque así el sentirte algo lleno no será una posible molestia y porque así te acordarás de hacerlo todos los días durante al menos algunos minutos.
No hay un protocolo estandarizado de cómo se deberían llevar a cabo los ejercicios de respiración, aunque lo más seguro es que si el problema persiste tu médico te valore con un espirómetro, que te permitirá hacerte una idea sobre lo profundo que debes respirar.
Uso de frío y calor
Para reducir la inflamación de la musculatura afectada puedes aplicar hielo en la zona. Hazlo varias veces al día durante unos 20 minutos, pero no prolongues estas aplicaciones durante más de dos o tres días como máximo.
Pasado ese tiempo es más interesante que empecemos a aplicar calor, ya que se habrá reducido bastante la inflamación y el calor que aplicaremos ahora hará más sencilla la terapia manual y su movilización.
Analgésicos y antiinflamatorios
Algunos fármacos de carácter antiinflamatorio y analgésico pueden acelerar la recuperación dado que pueden disminuir el dolor y las complicaciones generadas por la distensión muscular.
El ibuprofeno, el naproxeno o el paracetamol son fármacos con muy poca probabilidad de causar efectos secundarios y sin embargo no requieren receta médica, aunque asegúrate de seguir las indicaciones del prospecto y sobre todo asegúrate de que estos fármacos no van a interferir en los tratamientos de otras condiciones que puedes estar llevando a cabo.
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