Alcohol y embarazo son dos cosas que nunca, jamás, deberían ir juntas. Si el consumo de alcohol ya debería ser lo más bajo posible, e incluso nulo, durante nuestro día a día habitual, esto es aun más importante durante los meses del embarazo o si una mujer está tratando de quedarse embarazada.
El motivo es que no hay una cantidad considerada segura de alcohol durante el embarazo, ni unos meses o semanas que sean seguros para beber. Los posibles daños son demasiado graves como para arriesgarse.
¿Qué ocurre cuando una embarazada bebe alcohol?
Cuando una embarazada bebe alcohol, ese alcohol viaja rápidamente por su sistema sanguíneo y llega hasta el bebé. Puesto que este procesa el alcohol y rompe sus moléculas más lentamente, el bebé puede terminar con una tasa de alcohol en sangre más alta que la de la madre.
El alcohol pone en peligro al bebé en desarrollo de varias maneras. Para empezar, aumenta el riesgo de aborto y de dar a luz a un bebé fallecido. Además aumenta el riesgo de que nazca con poco peso y de que durante su desarrollo tenga problemas de aprendizaje, habla, atención e hiperactividad.
Síndrome de alcoholismo fetal
Estos problemas o discapacidades, que pueden estar presentes ya en el nacimiento o desarrollarse en los años posteriores, se conocen como síndrome de alcoholismo fetal.
Los niños que lo padecen puede sufrir las siguientes características y comportamientos: rasgos faciales anormales (una cresta entre a nariz y el labio superior), microcefalia (cabeza más pequeña de lo habitual), corta altura, bajo peso al nacer y durante su crecimiento, problemas de coordinación, hiperactividad, problemas de atención, problemas de memoria, dificultades académicas (especialmente con las matemáticas), retraso en el habla y el uso del lenguaje, menor capacidad intelectual, problemas de vista u oído y problemas de corazón, riñones o huesos entre otros.
¿Ni si quiera una cerveza ni una copa de vino?
Es habitual oír que "por una cervecita no va a pasar nada" durante el embarazo. El problema con esta afirmación es que puede ser verdad, o no. No se ha demostrado que haya una cantidad de alcohol con la que "no pase nada" realmente.
El efecto del alcohol depende mucho de la persona que se lo beba, en concreto de la cantidad de la enzima que rompe las moléculas de alcohol que tiene cada mujer en su cuerpo, y que determina cómo de eficiente es procesándolo para que no se acumule en la sangre: una mujer con niveles bajos alcanzará niveles más altos de alcohol en la sangre, lo cual puede causar un mayor daño a su bebé.
Por eso, las autoridades sanitarias recomiendan una abstinencia completa. Incluso en el caso de aquellas mujeres que consumieron alcohol en las primeras semanas antes de saber que estaban embarazadas, lo mejor es dejar de beber inmediatamente en cuanto se descubra el embarazo. Puesto que el bebé y su cerebro se van desarrollando durante todo el embarazo, cuanto antes deje de beber una embarazada, más probable es que evite cualquier daño al feto.
Si estás embarazada y no estás del todo convencida de dejar de beber, piénsalo así: ¿le darías una copa de vino a un bebé de 2 meses? Entonces, ¿por qué se la vas a dar incluso antes de que nazca?
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