El deporte y las enfermedades crónicas

Siempre hemos oído aquella frase, “Es mejor prevenir que lamentar”, pero siempre la olvidamos cuando de nuestro cuerpo se trata. Es que somos demasiado hedonistas y estamos acostumbrados a darnos el gusto. Y esto se aplica a nuestro estilo de vida y los cuidados que damos a nuestra salud, aún cuando padezcamos enfermedades crónicas que requieren de cuidados y atención permanente.

Una vida sana requiere de una alimentación equilibrada combinada con la práctica de ejercicio físico. Y para seguir con las frases, “Somos lo que comemos”. Los beneficios del deporte son múltiples e incluyen la prevención de algunas enfermedades crónicas, como las patologías coronarias. Sólo basta con una dieta saludable y la práctica diaria de ejercicio.

Investigaciones sobre la incidencia del deporte en las enfermedades crónicas

Expertos de los Institutos de Medicina de Estados Unidos han realizado estudios sobre alimentación, indicadores de salud y prevención de enfermedades crónicas, de los que se desprende una dieta equilibrada en carbohidratos, grasas y proteínas, más una hora diaria de ejercicio, alcanzarían para prevenir ciertas enfermedades crónicas.

Es que la obesidad está ganando las calles, cada día son más las personas que padecen este flagelo debido al estilo de vida sedentario, al consumismo y a la alimentación inapropiada. El consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares está a la orden del día. Esto es producto del ritmo de vida que llevamos y de la sociedad de consumo, que irónicamente, nos vende alimentos nocivos y luego nos pide que seamos delgados y saludables. Pero ambas premisas no son compatibles, por tanto, optamos por la más sencilla, comemos todo los que nos venden.

¿Cómo comenzar a practicar deportes?

Tal vez sea muy difícil comenzar a hacer ejercicio. Quizás nos parezca imposible. Pero es cuestión de armarse de valor y comenzar, que después, todo es más sencillo. Es una realidad que el cuerpo se adapta a todo, y si le damos sedentarismo, el cuerpo se queda quieto y comienza a ahorrar sus recursos, pero si le damos ejercicio, el cuerpo, comienza a trabajar y una vez que lo haga, tenderá a seguir haciéndolo. Claro está, que debemos superar la prueba inicial, pero después el cuerpo se acostumbra y aunque no lo crean, llegamos a disfrutarlo profundamente.

Si lo que nos falta es motivación, creo que la prevención de enfermedades crónicas, es una muy válida. Tampoco es necesario que nos convirtamos en deportistas eximios, simplemente debemos comenzar a ejercitarnos con asiduidad. La caminata es un excelente comienzo y cualquiera puede practicarla, simplemente deberá acomodar el ritmo a sus posibilidades e ir aumentando ritmo, duración y distancia, a medida que vaya progresando. Otras actividades que podemos practicar son: montar en bicicleta, natación, gimnasia acuática, etc. Todas ellas exigen poco esfuerzo y son ideales para el comienzo, pues ejercitan todos los músculos.

Hasta los más flojos tienen una opción, el baile, es del agrado de todos y requiere poco esfuerzo, sólo tenemos que ponernos la meta de bailar dos o tres veces en la semana durante al menos media hora y estaremos cubriendo con creces nuestra cuota de ejercicio. Si aún así no se animan, pueden tomar clases del ritmo de su preferencia, esto los obligará a cumplir con la cuota de ejercicio y además estarán ampliando su círculo social. ¿Qué más se puede pedir? Así que todo es cuestión de revisar nuestras prioridades y decidirnos a comenzar, que la salud no espera.

Imagen |Anindya

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