Siempre decimos que no debemos ejercitarnos con el estómago vacío, pues sin energías no podremos responder bien al esfuerzo y tendremos más riesgo de fatigarnos antes de tiempo, así como de sufrir un bajón de glucosa o de presión en sangre. Sin embargo, el ejercicio en principiantes no se debe practicar ni en ayunas ni con el estómago lleno.
Podemos creer, bajo las constantes recomendaciones de no entrenar en ayunas, que debemos comer suficiente cantidad de alimentos justo antes de esforzarnos físicamente, sin embargo, si eres principiante y no conoces la respuesta de tu organismo, lo mejor es no realizar ejercicio ni en ayunas ni con el estómago lleno.
En ayunas podemos encontrarnos rápidamente fatigados, podemos sufrir un bajón de tensión arterial así como una bajada de la glucosa en sangre que nos impida continuar con el esfuerzo. Pero si entrenamos con el estómago lleno, ni bien acabamos de comer, corremos mayor riesgo de sufrir malestar abdominal o flato, pues el estómago pesa más y la circulación sanguínea se concentra en el aparato digestivo en lugar de poder concentrarse únicamente en el trabajo de nuestros músculos.
Entonces, si no estás entrenado, si tu cuerpo no está adaptado al esfuerzo como para entrenar en ayunas sin riesgos, lo aconsejable es llevar siempre una dieta equilibrada e ingerir alimentos con hidratos de bajo índice glucémico una hora a dos horas antes de esforzarnos físicamente, así el trabajo digestivo ya está concluido y en sangre circulan los nutrientes de dicha ingesta.
Si debes tomar líquidos, no mucha cantidad de golpe, pero debes hidratarte antes durante y después del movimiento.
Si eres principiante, el ejercicio mejor no en ayunas ni tampoco con el estómago cargado de alimentos recién consumidos.
Imagen | Whologwhy