Mucho hemos hablado sobre los beneficios de los productos del mar y el bien que nos hacen, por eso, a la hora de comprar en la pescadería hay una serie de trucos que nos harán diferenciar cuando un pescado o marisco es de buena o mala calidad. No te lleves el omega-3 rancio a casa.
El pescado fresco tiene:
Olor a algas y mar
Ojos vivos, brillantes y saltones
Carne firme, no se queda la marca del dedo cuando presionamos
Espinas y piel bien adheridas a la carne
Escamas brillantes y bien adheridas, no se levantan al pasar el dedo en sentido contrario (excepto en las sardinas, estas son diferentes)
Branquias de color rojizo y separadas entre sí.
El pescado que no es fresco tiene:
Olor desagradable
Ojos opacos y hundidos
Carne poco consistente, se queda la marca ante la presión del dedo.
Las escamas se desprenden fácilmente de la piel.
Las escamas se desprenden fácilmente de la piel.
El color de las branquias es marrón y están pegadas.
Los crustáceos frescos tienen:
Superficie húmeda y brillante, de color vivo.
Olor a mar.
Ojos negros y brillantes.
Carne de la cola transparente o ligeramente azulada.
Los crustáceos que no son frescos tienen:
Superficie seca, de color apagado o mate.
Olor desagradable.
Ojos sin brillo.
Patas y cabeza se desprenden fácilmente.
Y respecto a los moluscos recuerda que debes evitar comer los que tras la cocción se mantienen cerrados y los que no estén envasados o etiquetados. Vía | Biblioteca general de Salud Pública (PDF)