En el fútbol es más arriesgado despejar con la cabeza que los golpes accidentales

Los daños cerebrales más graves que sufren los futbolistas están ocasionados más a menudo por despejar con frecuencia con la cabeza, y no tanto por golpes accidentales según un reciente estudio del Albert Einstein College of Medicine (AECM). Esta investigación sugiere que los esfuerzos e iniciativas para reducir el número y gravedad de lesiones cerebrales estarían demasiado limitados al enfocarse solamente en evitar los choques de cabeza accidentales durante el juego.

"Los golpes no intencionados se consideran de forma general la causa más común de las conmociones cerebrales en el fútbol, y por eso es comprensible que los actuales esfuerzos de prevención se orienten a minimizar esos choques", explica Michael Lipton, director del estudio y profesor de radiología y de psiquiatría y ciencias de comportamiento del AECM.

Pero los golpes intencionados, esto es, golpear el balón con la cabeza, tampoco son benignos. En un estudio anterior demostramos que cabecear balones con frecuencia es una causa desapercibida de síntomas de conmoción, y ahora hemos demostrado que también parece afectar a las funciones cognitivas, al menos de forma temporal

De media, 45 golpes de cabeza en dos semanas

La novedad de este estudio es que es la primera vez que se comparan los efectos cognitivos de los cabeceos de balón (golpes voluntarios) con los choques y otros impactos involuntarios en la cabeza. Para hacerlo, 308 jugadores aficionados de fútbol (todos entre 18 y 55 años y 78% hombres) rellenaron unos cuestionarios detallando su actividad futbolística reciente (en las dos semanas anteriores) detallando los golpes intencionados y accidentales en la cabeza. También completaron una serie de tests que reflejaban su aprendizaje verbal, memoria visual, velocidad psicomotora, atención y memoria de trabajo.

De media, los futbolistas habían golpeado de cabeza el balón unas 45 semanas en las dos semanas que cubrían los cuestionarios; un tercio de ellos había recibido un impacto no intencionado en la cabeza (una patada, un choque de cabeza con otro jugador, contra el suelo o contra la portería).

Los resultados mostraron que los jugadores que más golpeaban con la cabeza lo hacían peor en los test de velocidad psicomotora y en las tareas relacionadas con la atención, áreas relacionadas con los efectos de una lesión cerebral. En comparación, los impactos accidentales no parecían tener relación con ningún aspecto del rendimiento cognitivo.

Miedo a que los golpes tengan efectos permanentes

Hay que señalar que estos cambios y efectos en la cognición no tenían suficiente alcance como para suponer una discapacidad en el sentido clínico, "pero nos preocupa que reducciones en las funciones neuropsicológicas, aunque sean sutiles y temporales, puedan traducirse en cambios microestructurales que terminen conduciendo con el tiempo a una reducción o empeoramiento de las funciones cerebrales", concluye Lipton.

Mientras tanto, los científicos recomiendan a los futbolistas reducir en lo posible los golpes de cabeza al balón en los entrenamientos y partidos: "puesto que dar o no esos golpes está es decisión del jugador, sus consecuencias pueden prevenirse".

Fotos | Unsplash
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