Uno de los problemas más habituales que se sufren cuando practicamos natación son los calambres. Las principales causas que ocasionan esta molestia son la falta de hidratación, un desequilibrio en las sales minerales del cuerpo o una acumulación de cansancio en los músculos. Éstos suelen producirse en zonas que soportan grandes esfuerzos como los brazos y hombros, así como las piernas.
El esfuerzo que se realiza durante la natación es muy fuerte, por lo que tenemos que tener en cuenta algunas cosas para evitar los temidos calambres. En principio es importante que tengamos preparados los músculos para el esfuerzo. Es primordial estirar y calentar la zona que vamos a trabajar concienzudamente. Para ello tenemos que dedicar el tiempo necesario antes y después de practicar la natación.
La alimentación es importante, pues tenemos que ingerir entorno a 3 litros de agua para estar bien hidratados. A esto hay que sumar una buena ingesta de sales minerales mediante alimentos como las frutas, las verduras, los lácteos… Nuestra dieta debe ser rica en sodio y potasio que nos ayudarán a equilibrar los niveles minerales del organismo.
No tenemos que olvidar el descanso. Es importante que no acumulemos tensión en nuestros músculos. Para ello descansaremos de la natación por lo menos dos veces a la semana para evitar una sobrecarga muscular que pueda producirnos calambres. Son muy recomendables los masajes, que nos ayudarán a liberar tensiones y a recuperar la elasticidad muscular.
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