La insulina es una de las hormonas más importantes en nuestro cuerpo. Su papel controlando el azúcar en sangre y su almacenamiento es increíblemente importante. Pero su producción y sensibilidad también está controlada por otros factores.
Entre ellos está la producción de músculo. ¿Por qué razón? ¿Y de qué manera? Generar músculo es tan importante como mantener un control férreo sobre lo que comemos. Al fin y al cabo, el músculo es el único tejido verdaderamente capaz de "activar nuestro metabolismo".
¿Qué relación existe entre el músculo y la insulina?
La insulina es una hormona segregada por el páncreas y encargada de movilizar azúcares en sangre, entre otras muchas cosas. Aparece como respuesta metabólica y genera, a su vez, una cascada de respuestas. La grasa, el exceso de azúcar y el sedentarismo generan una insensibilidad a esta sustancia.
Por el contrario, tener una buena sensibilidad a la hormona es mejor para nuestra salud, pues ayuda a controlar cómo responde nuestro cuerpo. Por el contrario, la insensibilización es una de las causas de la aparición de la diabetes. Por tanto, es importante mantener un control adecuado de la segregación y sensibilidad de esta hormona.
Por otro lado, la insulina incita a la activación y el consumo de azúcares en el músculo. Esto es importante porque el músculo es el máximo consumidor de energía del cuerpo. Además del propio consumo energético, el músculo también necesita de energía para seguir creciendo. En consecuencia, cuanto más músculo, más azúcares se consumen tanto a nivel estructural como a nivel metabólico.
En ese mismo proceso, el propio músculo promueve la acumulación de azúcar y su transformación en glucógeno muscular. Cuanto más músculo, menos acumulación de grasa, simplificando mucho el asunto, a partir del balance energético. Por otro lado, el gasto energético promueve una serie de señales metabólicas que ayudan a mantener la sensibilidad a la insulina.
¿Cómo gano músculo?
Cuando tomamos proteínas, muchos de los aminoácidos que digerimos van a parar al músculo, bien por cuestiones de reparación y mantenimiento, bien por la necesidad de generar nuevos haces. Tomar más proteína no significa generar más músculo por que sí, sino que necesitarás ciertas cantidades de este macronutriente si quieres generarlo. Y para poder hacerlo es indispensable hacer ejercicio.
Hasta donde sabemos, hace falta entre 1.2 y 1.8 gramos por kilo para permitir la hipertrofia (el sobrecrecimiento) muscular. La cantidad normal aconsejada de proteína diaria es de 1.6 por kilo, lo que significa unos 112 gramos para una persona adulta de 70 kilos, el doble de la cantidad diaria recomendada por la OMS.
Pero, además, es importante hacer ejercicio. Si no, lo único que tendremos es un exceso de proteína que eliminaremos mediante el sistema excretor. Las proteínas se convierten en aminoácidos que formarán nuevas proteínas (como la miosina del músculo). Pero si hay un exceso de ellos, estos se convierten por la vía catabólica de los aminoácidos en amoniaco y, de ahí, a urea; que terminará en la orina.
Esto también es importante porque si tenemos un problema de ácido úrico, tomar exceso de proteínas podría tener consecuencias negativas, aunque para una persona sana no debería ser un problema. En cualquier caso, haciendo ejercicio, especialmente si es musculación, convertiremos esas proteínas en músculo, que es lo que nos interesa.
¿Qué gano teniendo con una buena sensibilidad de insulina?
La primera consecuencia, y la más importante, de tener unos buenos niveles de insulina es que nuestro cuerpo utiliza de forma más eficaz la energía, mejorando el control de azúcares y grasas disponibles en el cuerpo.
Al mantener mejores niveles energéticos, será más fácil sentirnos más vitales y con ganas de realizar más ejercicio. Los niveles de glucosa en sangre se mantendrán estables porque se almacenará de forma correcta en músculos e hígado y prevendrá de problemas en el corazón y otros de origen cardiovascular.
También mejorará la absorción de proteínas en el tejido muscular, ya que el metabolismo promoverá la hiperplasia muscular, lo que hará que el músculo sea más potente e incluso aumente de tamaño y, en consecuencia, mejore la sensibilidad hacia la insulina en un ciclo delicado pero estable.
Por supuesto, no se almacenará tanta grasa debido a una correcta gestión energética mediada por unos niveles adecuados de insulina. El resto de hormonas dependientes de esta también mejoran su acción al existir una interacción eficiente, por lo que el metabolismo general del cuerpo se ve beneficiado de una correcta sensibilidad, y, por tanto, de una buena musculatura que ayude a regularla.
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