Uno de los males que aquejan a la sociedad avanzada es la obesidad. El exceso de comida, la mala alimentación en edad temprana, la falta de trabajo físico y demás factores hacen que los casos de personas que padecen esta enfermedad aumenten.
Hasta ahora siempre habíamos creído que la obesidad se debía a la genética o a los hábitos de vida, pero nada más lejos de la realidad, y es que según estudios recientes realizados por expertos del Pennington Biomedical Research Centre de Luisiana en Estados Unidos, la obesidad podría estar originada por un virus causante de aumentar nuestro tejido adiposo y por lo tanto generar esta enfermedad.
Cuántas veces hemos visto a personas obesas que comen muy poco, y nos hemos preguntado cómo puede ser que tengan ese sobrepeso si las cantidades de comida que ingieren no son para eso… A partir de ahora podemos tener la respuesta a esto, ya que la obesidad se caracteriza por eso, simplemente nuestro organismo trasforma la comida en tejido adiposo que se acumula en el organismo y que hace que aumentemos nuestro peso desproporcionadamente.
Según este reciente estudio, llevado a cabo con pollos y ratones, la explicación de una obesidad repentina podría estar en un adenovirus que puede infectarnos a cualquiera de nosotros y conseguir generarnos esta enfermedad. Para llegar a esta conclusión los investigadores inyectaron este virus a ciertos pollos y conejos, que aumentaron mucho más rápido de peso que los no infectados comiendo ambos la misma cantidad de alimento.
Este virus actúa de diferentes maneras dependiendo de cada individuo, pero su habitual manera de hacerlo es la siguiente. El virus entra en los pulmones, y una vez contagiados se propaga rápidamente por todo nuestro organismo, aunque donde realmente se nutre es el tejido adiposo. Una vez que ingresa en las células adiposas se reproduce creando más tejido graso, aumentando de esta manera la densidad de grasa de nuestro cuerpo sin nosotros hacer nada para ello.
Esta teoría es la que defienden estos investigadores que la consideran la causante de muchas obesidades que se producen sin una explicación aparente. Para ello analizaron a personas obesas, y casi un tercio de estas posee este virus, frente a tan sólo un 11% de las personas sin sobrepeso que poseen este virus. Por lo que apenas quedan dudas de que es uno de los principales causantes de la obesidad.
De todas formas no debe cundir el pánico, y es que se trata de un virus no demasiado peligroso, aunque los científicos ya están trabajando en una vacuna que lo elimine, pues contraerlo daña nuestra salud poco a poco, pues un exceso de tejido adiposo es perjudicial para sistemas como el respiratorio o el circulatorio. Además de empeorar nuestra movilidad general.
Es importante que si detectamos un aumento de peso repentino sin una explicación aparente acudamos a un especialista, ya que podemos empezar a desarrollar un problema de sobrepeso, que pillado a tiempo se puede controlar y evitar de esta manera acabar desencadenando una obesidad.
Vía | Portalfitness
Imagen | Flickr/ autor xarop1960
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