A la hora de correr normalmente solemos perder gran cantidad de líquidos a través de la traspiración corporal. Es importante que no descuidemos en ningún momento este punto, ya que perder demasiado líquido puede ser la cusa de deshidratación corporal. Para solucionar esto es fundamental que tengamos en cuenta algunas situaciones en las que perdemos más cantidad de líquidos.
La temperatura es la manera más habitual, y es que la sudoración corporal es una forma que el organismo tiene para regular la temperatura corporal, aunque no debemos olvidar que al hacer más calor en el ambiente la sudoración es mayor y con ella la pérdida de líquidos aumenta, por ello debemos prestar especial atención a la hora de reponerlos.
La humedad que hay en el ambiente es otro punto que tiene especial importancia a la hora de perder líquidos. El uso de calefacción, aire acondicionado, viajar en aviones… propician la sequedad del ambiente y con ello la pérdida de líquidos, por ello es importante que bebamos agua a menudo para reponer lo que perdemos debido a las condiciones del medio que nos rodea.
El ejercicio es una de las principales maneras de perder líquidos, ya que la actividad física desencadena un proceso interno por el que la circulación sanguínea se acelera al igual que la respiración, y junto a ello aumenta la temperatura corporal, con lo que el organismo perderá más líquidos a través de la traspiración. Por ello es necesario que ingiramos líquidos de forma habitual durante la actividad deportiva.
La altitud del terreno es un punto que debemos tener en cuenta a la hora de controlar los niveles de líquido del organismo. A más altura hay más presión y menos oxígeno, algo que aumenta el ritmo cardiaco y hace que la temperatura corporal aumente con la consecuente pérdida de líquidos derivada de este fenómeno.
La edad es otro punto a tener en cuenta en lo que a líquidos se refiere, ya que existen periodos de la vida en los que el cuerpo tiende a perder más líquidos. La infancia es uno de ellos, y por ello debemos prestar especial atención a que los niños se mantengan hidratados. Los ancianos también se ven afectados por la edad, y por ello en ambos momentos de la vida debemos prestar especial atención a la ingesta de líquidos.
La enfermedad es otra de las causas de deshidratación, y por ello es fundamental que en periodos en los que nos encontramos con fiebre, diarrea, vómitos… repongamos líquidos habitualmente a través de bebidas isotónicas que además nos ayudarán a recuperar los niveles minerales del organismo.
Imagen | Genkaku
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