Nuestros genes y el ambiente obesogénico: la principal causa de la pandemia de obesidad

Estamos viviendo a nivel mundial una epidemia de obesidad que en gran medida se atribuye a nuestros hábitos, a nuestra voluntad. Sin embargo, nuestros genes y el ambiente obesogénico constituyen la principal causa de la pandemia de obesidad que transitamos y que tanto nos asusta hoy en día.

Genes y ambiente: obesidad en el siglo XXI

Hoy los seres humanos somos iguales a nuestros antecesores del paleolítico en cuanto a genética, pero con más obesidad y hábitos muy diferentes. Es decir, cuando nuestros ancestros no tenían obesidad simplemente era porque su dieta y su actividad física junto a otros factores del ambiente no eran iguales.

En la actualidad, vivimos con genes que en su momento nos salvaron la vida,  pero estamos constantemente expuestos a comida, nos encontramos rodeados de estímulos para comer y de tecnología así como trabajos que nos vuelven poco activos: vivimos en un ambiente obesogénico.

Entonces, esos mismos genes que antes nos permitían vivir con comida de vez en cuando y mucho esfuerzo físico, hoy en día en combinación con el ambiente obesogénico constituyen la principal causa de obesidad.

Incluso, se han identificado señales inconscientes que ante tantos estímulos alimentarios nos incentivan a comer. Esto se traduce en que nuestro autocontrol, nuestra voluntad no es la única causa de obesidad, ya que debido a nuestros genes estamos "diseñados" para comer más cuando hay comida y si es energética mejor.

Geneticamente, estamos "diseñados" para comer más cuando hay comida y si es energética mejor. Por eso en un ambiente obesogénico se origina esta epidemia de obesidad

Entonces, ante tanta publicidad, imágenes, ofertas, olores y demás sobre alimentos y comidas que nos encontramos hoy en día en la calle, nuestro cuerpo no puede resistirse y tenemos más deseos de comer, más hambre y efectivamente comemos más que antes siendo esta una de las razones de la pandemia de obesidad que se debe a la combinación de genes y ambiente obesogénico.

Este último es lo único que podemos modificar pero no de forma individual sino mediante políticas, sociedad en conjunto y acciones amplias que permitan regular desde la producción hasta la promoción de alimentos y otros factores que influyen en nuestro nivel de actividad física.

Imagen  | Pixabay

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