El término ortorexia designa en la actualidad a la obsesión por comer sano o por lograr una alimentación equilibrada y "pura". Te mostramos cómo reconocer el límite entre cuidar la dieta y padecer un trastorno alimentario.
Ortorexia: un nuevo trastorno difícil de diagnosticar
En la actualidad, no son pocas las personas que intentan mejorar la calidad de la dieta para proteger la salud del organismo. Y es en la búsqueda de una alimentación beneficiosa en donde puede surgir una preocupación excesiva o una obsesión que culmina en ortorexia nerviosa.
Si bien la ortorexia nerviosa se considera un trastorno alimentario, a la actualidad no está reconocido como tal por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), y tampoco se cataloga como un trastorno obsesivo compulsivo.
Los estudios acerca de los síntomas y el diagnóstico propio de la ortorexia nerviosa, señalan que esta condición está relacionada con conductas alimentarias restrictivas y desordenadas que semejan mucho a la anorexia nerviosa, pero que no se asocia con síntomas propios de un trastorno compulsivo; y tampoco es caracterizado por la insatisfacción corporal o las preocupaciones por el peso en gran medida.
Por lo tanto, se considera que puede ser un desorden o un trastorno distinto, el cual resulta difícil de diagnosticar dado que los cuestionarios utilizados para ello arrojan muchos falsos positivos.
Ortorexia vs. cuidado normal de la dieta
El límite entre una conducta normal de cuidado hacia la salud y la presencia de un trastorno como la ortorexia nerviosa es muy vago y frágil en este caso, pues determinadas conductas son socialmente bien aceptadas y la obsesión puede pasar desapercibida.
Por esta razón, la literatura científica muestra que hay pequeñas distinciones entre ortorexia y el cuidado normal de la dieta y la salud que es importante tener en cuenta.
El delgado límite que es importante reconocer
Se define la ortorexia nerviosa como un comportamiento obsesivo por la alimentación saludable que impacta negativamente en la calidad de vida de quién la padece.
Una investigación comparó los rasgos propios de una ortorexia saludable o no patológica, con los propios de la ortorexia nerviosa, señalando que esta última se relaciona positivamente con situaciones de angustia y conductas alimentarias desordenadas.
Al mismo tiempo, quienes padecen ortorexia podrían presentar hábitos negativos como el consumo de sustancias y el sedentarismo, mientras que el cuidado sano o "normal" de la alimentación o lo que puede definirse como una ortorexia saludable, se relaciona negativamente con el índice de masa corporal sin involucrar conductas obsesivas y compulsivas.
Por otro lado, quienes padecen ortorexia buscan alimentos considerados "puros", por lo que suelen producir una distorsión de la dieta saludable; pues su criterio de elección de alimentos es muy subjetivo y puede provenir no sólo de una recomendación dietética sino también, de otros hábitos que persona considera perjudicial para el organismo.
Así, una persona con ortorexia puede eliminar grupos enteros de alimentos de su dieta por ser considerados insanos y rechazar otros que contengan por ejemplo, conservantes, colorantes u otros.
Todo esto puede conducir a una dieta difícil de sostener en el tiempo, incompatible con la socialización y la vida cotidiana, lo cual genera angustia, estrés, soledad y también riesgos a nivel físico dada la limitada y estricta alimentación que se lleva a cabo.
Asimismo, aunque hay estudios que relacionan los comportamientos ortorexicos con la búsqueda de un cuerpo más delgado se cree que la ortorexia pone el foco en la calidad de los alimentos y no en la cantidad; pudiendo presentar culpa ante la ingesta de alimentos que no son puros o que no son totalmente saludables ante sus ojos así como también, pueden manifestarse rituales o comportamientos rígidos, características de perfeccionismo y rasgos ansiosos así como angustia.
Muchos de estos rasgos se comparten con un trastorno alimentario mientras que, quienes intentan cuidar su salud sin llegar a sufrir angustia, estrés y ansiedad, pueden perfectamente compartir una comida por cuestiones sociales o eventualmente, comer en un restaurante en donde no tienen pleno control de la calidad de lo que se ingiere.
Si bien el límite entre cuidar la dieta para proteger la salud y padecer un trastorno es muy delgado, debemos considerar que un comportamiento alimentario sano contempla la función social de la comida, el disfrute de lo que comemos y una alimentación ordenada que en ningún momento es causa de obsesión, estrés o angustia.
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Imagen | iStock y Jumpstory
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