Para recuperar energía durante el día, ¿mejor una siesta larga o corta?

Santiago Campillo

Colaborador

Licenciado en Biología, divulgador científico y autodidacta a tiempo parcial. Gentilhombre del S. XXI. La Comunicación Científica es mi pasión y también mi profesión cuando se deja. Inquieto por naturaleza, cómodo por vicio y creativo por enfermedad.

Hay quien considera, probablemente con mucha razón, que la siesta es uno de los mejores inventos de la humanidad. Independientemente de la broma, lo cierto es que la siesta tiene diversos beneficios avalados por los resultado científicos.

Eso sí, como ya hemos dicho en otras ocasiones, no todo es "siesta", y si nos pasamos, al menos en ciertos casos, nos toparemos con que todo lo bueno de estas cabezadas durante el día se vuelve algo negativo. Pero, ¿dónde están los límites?

Los beneficios de la siesta

¿De qué beneficios hablamos cuando discutimos sobre la siesta? Esta práctica ha sido estudiada en numerosas ocasiones, dando como resultado varios y diversos beneficios. Por ejemplo, los estudios con adultos han mostrado que tiene la capacidad de mejorar nuestras habilidades cognitivas: acelera el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de las tareas a acometer.

También ayuda a la ganancia de musculo, ya que durante el sueño se promueve el crecimiento de este tejido. Durante la siesta también. Por otro lado, el sistema inmunitario es uno de los factores que se ve influenciado positivamente por la siesta, especialmente cuando existen problemas de sueño, lo que puede tener consecuencias negativas a medio plazo.

Por lo que sabemos, la siesta es positiva para el ser humano, en diversos aspectos. Esto, probablemente, está relacionado con todo lo que no sabemos del sueño. Efectivamente, aunque tenemos muchísimos datos, conocemos muy poco sobre las implicaciones más íntimas del sueño. Por ejemplo, aunque el sueño es imprescindible para nuestra salud, cada persona tiene necesidades distintas.

Las últimas investigaciones corroboran que un sueño de calidad es más importante que el tiempo en sí mismo. Un sueño de calidad se identifica por caer dormidos pronto, en menos de 30 minutos, plácidamente, despertando solo unas pocas veces en la noche y con menos de 20 minutos de vigilia. Además, el sueño debe ser profundo durante un periodo importante de la noche. Sin embargo, en la siesta, esto parece variar ligeramente.

¿Reponemos la energía durante la siesta?

Volviendo a la cuestión, los estudios también muestran que la siesta es capaz de reponer las necesidades no cubiertas de una noche sin descanso, a pesar de que el tiempo de sueño es sustancialmente menor. De hecho, el patrón no parece encajar con los ciclos nocturnos de sueño profundo y descanso.

Es algo curioso porque sabemos que tan solo 20 minutos menos de sueño nocturno pueden causar fatiga, malestar y atontamiento. Sin embargo, 15 minutos de sueño diurno parecen suficientes para mitigar estos efectos. ¿Cómo puede ser? En realidad, no parece que de tiempo a que se cumpla un ciclo completo de sueño, que requiere de unos 45 minutos.

Esto demuestra que hay muchísimas cosas que no sabemos sobre los mecanismos del sueño. ¿Por qué ocurren? ¿Qué pasa en el cerebro? Lo que conocemos lo hacemos por ensayos prácticos, analizando lo que ocurre pero sin saber de qué manera lo hace. Esto nos da un conocimiento seguro sobre ciertos aspectos de la siesta (y el sueño), pero limitado.

Entonces, la siesta, ¿corta o larga?

En términos generales, podemos decir sin lugar a dudas que una siesta corta es la ideal. Al igual que hay evidencias sobre los efectos positivos, con la siesta también pueden llegar los problemas. Dormir más de una hora durante el día se asocia con problemas metabólicos o con diabetes. Esto está relacionado con el sedentarismo, que es siempre malo.

Por otro lado, existen muchas razones para pensar que, efectivamente, la siesta es positiva cuando se trata de un pequeño descanso. Este consta de entre 15 y 30 minutos, durante el día. Este tiempo es suficiente, según las evidencias, para disfrutar de sus beneficios.

No obstante, esto tampoco es una regla tajante. Hay quien es capaz de dormir durante más de una hora sin que se aprecien características negativas en su vida diaria. ¿Por qué razón? Porque cada cuerpo es un mundo complejo y sutil. Es una frase excesivamente ambigua, pero es que no tenemos otra.

Tal vez seamos capaces de entender cómo funciona el sueño y por qué resultados tan dispares parecen tener sentido en personas distintas. Aún más importante, tal vez aprendamos a usar estas diferencias en nuestro provecho, pudiendo mejorar la calidad de nuestro sueño y nuestra vida. Pero, por el momento, nos tendremos que conformar con saber que la siesta, en términos generales, si es de 15 o 30 minutos, mejor.

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