Hablar de España y hablar de recortes, por desgracia, lleva siendo sinónimo desde hace bastante tiempo. Hace no mucho comentábamos la noticia de la subida del impuesto (IVA) a los gimnasios, que se han encarecido ahora en septiembre. A esto se une el hecho de los recortes en medios sanitarios, ya sea medicamentos que se dejan de financiar del sistema público así como otras prácticas. Me pregunto por qué además de recortar en medicamentos no se invierte en hábitos saludables.
Ante la necesidad (más bien obligación) de ahorrar, si los medicamentos y tratamientos son caros ¿Por qué no invertir en hábitos saludables?. Ya hemos hablado muchas veces de la utilidad del ejercicio físico como medida de prevención de enfermedades. ¿Por qué esto no se extiende a las instituciones?
Sí que existen medidas que tratan de fomentar los hábitos saludables en la población, como campañas de información sobre hábitos nutricionales, programas de ejercicio dirigido a ciertos sectores de la población, etc. Pero el caso es que estamos acostumbrados a una sanidad meramente paliativa, donde a la prevención no se le suele dar la importancia que merece.
Hay estudios científicos que una y mil veces ratifican que la actividad física y la buena alimentación, unidas a un adecuado entrenamiento de las capacidades intelectuales, actúa como factor protector de diversas patologías, de índole física y mental. Este estilo de vida es una medida eficaz para reducir la aparición de estas enfermedades y, si finalmente aparecen, lo hacen de una forma menos agresiva.
Teniendo en cuenta que patologías como la obesidad, diabetes, problemas del sistema cardiovascular y otras enfermedades muy frecuentes y muy dañinas son menos probables en personas que llevan una vida saludable y activa, lo cual es relativamente económico de mantener, mi pregunta sigue en el aire ¿por qué no hay más inversión en prevención?.
Entiendo que hablar de inversión en tiempos de crisis es hablar de un imposible, pero también es cierto que esta situación viene de años atrás. Esta época de austeridad puede servir para poner a cada cosa en su sitio. Los recortes deberían ir en la dirección de eliminar lo superfluo y dejar paso a lo que ha demostrado su eficacia, siendo además barato de mantener.
Prevención y el coste-beneficio
No es ningún misterio que el coste-beneficio es lo que determina si un tratamiento es idóneo. Es decir, se busca el menor coste (no solo económico, sino de medios, tiempo, dificultad de realiación…) y el mayor beneficio posible. Para esto lo que se hace es emplear el tratamiento más barato y sencillo de aplicar que tenga probada evidencia como medio para combatir la enfermedad.
Está más que demostrado que el ejercicio físico es relativamente barato, sencillo de poner en práctica y que, además, es una prevención eficaz contra muchas enfermedades que generan un gran coste sanitario (las ya mencionadas: obesidad, problemas cardiovasculares, metabólicos como la diabetes…). Además, también cuando ya se ha producido la enfermedad, el ejercicio es útil para aliviar o mejorar la sintomatología.
Existen numerosas publicaciones científicas con estudios que avalan sus beneficios a cualquier edad, siempre entendida como ejercicio adaptado a las necesidades y capacidades de la persona. Incluso desde instituciones públicas existen programas de ejercicios para ciertos sectores de la población, portales web o publicaciones con recomendaciones de ejercicio… Sin embargo, el mensaje todavía no ha calado en la población general ni en los profesionales.
El “haga usted ejercicio” se utiliza como una coletilla, como una recomendación muchas veces vacía en la que tanto el profesional sanitario como el paciente que recibe el consejo saben que no va a quedar en nada. Por suerte, hay cada vez más casos donde desde el personal sanitario se deriva a instalaciones deportivas que realizan programas concretos, o bien se indican pautas precisas de ejercicio, para que sean continuadas por el paciente ya fuera del ámbito sanitario, siguiendo las indicaciones de un monitor preparado.
Así que sigo insistiendo en la pregunta: Sabemos que el ejercicio es saludable, y beneficioso para prevenir y tratar patologías que generan elevado coste al sistema sanitario ¿por qué no se ha invertido ni se invierte más en promocionar este tipo de actividad?. Cada cual que saque sus conclusiones, porque yo lo desconozco.
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Imagen | mikebaird
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