Si hay un alimento que no puede faltar en casi ninguna cocina del mundo, ese es el huevo. A pesar de las campañas de descrédito que ha recibido, el huevo se ha mantenido fuerte y ahora sabemos que no solo no afecta a nuestra salud, sino que la puede beneficiar.
Gracias a los huevos podemos hacer infinidad de platos y siempre nos sacan de un apuro. Pero eso sí, sabemos que se trata de un alimento delicado y que si lo comemos en mal estado la intoxicación puede ser grave. Por ello, en verano con el calor debemos tener especial cuidado.
Temperatura estable
Lo ideal en el caso de los huevos es que se mantengan a una temperatura estable. Es peor que los estemos metiendo y sacando de la nevera que el hecho de que los dejemos fuera. En cualquier caso, es preferible que se mantengan bajo los 20 grados, por lo que en verano es más recomendable que estén de manera constante en la nevera a entre 1º y 10º y solo sacarlos cuando los vayamos a usar.
Consumir inmediatamente o a la nevera
Una de las costumbres que tenemos es hacer ciertas recetas, como las tortillas de patata, y dejarlas a temperatura ambiente incluso aunque no vayamos a comerlas inmediatamente. Esto es un error: si hacemos tortilla, mayonesa u otras elaboraciones con huevo, es mejor meterlas a la nevera si no las vamos a comer en el momento.
Cocinar a más de 70 grados
La temperatura a la que cocinamos también es importante. Un cocinado a una temperatura superior a 70º nos asegura que acabaremos con la salmonela.
Otras precauciones
Además, debemos recordar no lavarlos, romper la cáscara en un recipiente diferente al que vayamos a utilizar para cocinar, si separamos yema y clara no hacerlo nunca utilizando la cáscara, etc.
También es recomendable que nos lavemos las manos antes y después de utilizar los huevos y que nos fijemos bien en la fecha de caducidad y de envasado que tienen.
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