La primera revisión sistemática sobre el ayuno intermitente 16/8 confirma algunos de sus potenciales beneficios

Santiago Campillo

Colaborador

Licenciado en Biología, divulgador científico y autodidacta a tiempo parcial. Gentilhombre del S. XXI. La Comunicación Científica es mi pasión y también mi profesión cuando se deja. Inquieto por naturaleza, cómodo por vicio y creativo por enfermedad.

Todavía son pocos los trabajos que analizan de manera sistemática los supuestos beneficios sobre el ayuno intermitente. Sin embargo, ya contamos con algunos estudios y metaanálisis interesantes.

Estos arrojan un poco más de luz en un tema que es muy nuevo. Por el momento sigue siendo pronto para llegar a una conclusión demasiado tajante. Sin embargo, sí que parecen existir una serie de beneficios más o menos moderados, a la luz del siguiente e interesante estudio.

El ayuno intermitente y sus posibles beneficios

No hace mucho se publicaba un metaanálisis reuniendo de manera exhaustiva una decena de estudios. Uno de los puntos más interesantes de este análisis es que reúne información con respecto a una modalidad de ayuno intermitente de manera más concreta: la conocida como 16/8 o Time Restricted Feeding (TRF). Esta, como os hemos comentado en alguna ocasión, es una de las maneras más comunes y sencillas de comenzar con esta práctica.

Es un punto interesante, insistimos, porque además de existir pocas publicaciones sobre sus beneficios, el ayuno intermitente normalmente no se separa según su temporalidad, lo que dificulta aún más sacar conclusiones. Hasta donde sabemos, el ayuno ha mostrado ciertos beneficios que aparecen con el ayuno durante 12 o 20 horas seguidas.

Este corresponde al periodo analizado que más beneficios representa, puede reducir los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, o, incluso, revertir alguna de sus consecuencias. También se ha encontrado una menor incidencia de cáncer y enfermedades neurodegenerativas entre los practicantes. Entre los beneficios del ayuno, se ha encontrado que ayuda a reducir la edad metabólica y a mejorar la neuroplasticidad.

Pero, como decíamos, más allá de la generalidad, no se ha encontrado un periodo "optimo" de ayuno, más por falta de estudios que de variables. El análisis del que hablamos es de los primeros y mejor organizado y muestra en sí mismo algunos beneficios ya apuntados en otras ocasiones por estudios más o menos relacionados.

¿Qué tiene de bueno el ayuno 16/8?

Según el análisis presentado, tal y como comenta Luis Jiménez en su conocido blog Lo que dice la Ciencia para Adelgazar, el mencionado análisis recoge varios estudios de los cuales se sacan algunas conclusiones más o menos claras. Entre ellas es que el ayuno intermitente 16/8 (o TFR), ayuda con la pérdida de peso. Pero, como señalan los autores, no se sabe si esto se debe solo a la restricción calórica o existen otros mecanismos subyacentes.

Esto es importante y debería reflejarse, especialmente, en posibles efectos rebote a posteriori, cosa que no se discute en profundidad. Aparte de la reducción de peso, el metaanálisis señala que también podría tener relación con los cambios de microbiota intestinal. Recordemos que los microorganismos que viven en simbiosis en nuestro sistema digestivo determinan muchísimos factores de nuestra salud. Más de los que nos pensamos.

Este tema, no obstante, queda también por ser discutido. Otro aspecto señalado en el metaanálisis, explica el divulgador, es que han detectado una reducción de los niveles de glucosa en sangre significativos, a partir de los estudios, pero no se ha encontrado una relevancia clínica a este hecho. En definitiva, lo que podemos dejar claro es que el ayuno 16/8 puede ayudar a adelgazar, aunque podría hacerlo de igual manera que otro tipo de reducción calórica.

Tampoco podemos obviar que en todos los estudios recogidos el periodo de estudio es de cuatro a ocho semanas. Eso es un periodo relativamente corto y que puede resultar poco importante en cuanto a consecuencias de salud, por lo que hace falta realizar más estudios a largo plazo que puedan ser recogidos en un metaanálisis como este.

Otros beneficios del ayuno intermitente

Como hemos comentado en numerosas ocasiones, al ayuno intermitente se le atribuyen una serie de beneficios descritos en la literatura científica. Entre ellos se encuentran una mejora de la sensibilidad a la insulina, una regulación de la presión sanguínea, o, incluso, reducir los síntomas de la esclerosis múltiple. Siguiendo la evidencia del metaanálisis otros estudios también demuestran que el ayuno sirve para reducir la grasa corporal y aumentar la cantidad de masa magra (músculo). En definitiva, ayuda a perder y controlar el peso.

Como esperábamos, en el resto de estudios publicados hasta la fecha, los investigadores resaltan que muchos de los mecanismos todavía se desconocen, a pesar de la relación comprobada o estadísticamente significativa. Eso quiere decir que hace falta investigar mucho más, al respecto, para llegar a conclusiones y medidas aún más robustas. Esta, probablemente sea la conclusión más íntegra del metaanálisis: hace falta estudiar más.

El propio Luis Jiménez resalta este hecho: "En el resto de indicadores las diferencias no parecen demasiado relevantes y, de cualquier forma, creo que la cantidad de estudios publicados sobre el tema todavía es escasa y de corta duración como para sacar conclusiones con cierta seguridad", explica su artículo. Todavía queda un largo camino por recorrer, aunque los primeros resultados pintan muy bien para el ayuno intermitente.

En Vitónica | Cuatro tipos de ayuno intermitente con los que iniciarte en esta práctica

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