Hay mucha gente que solamente practica deporte unos días concretos a la semana. En la mayoría de los casos esto se debe a la falta de tiempo para asistir al gimnasio o por pereza. Normalmente los días que se utilizan para la práctica deportiva son el fin de semana, que es cuando disponemos de más tiempo para nosotros.
La práctica deportiva es buena para todos, pero es importante que nuestro cuerpo esté habituado a una disciplina. No debemos podemos pretender que con practicar deporte una vez a la semana estemos en perfectas condiciones de aguantar grandes esfuerzos, y es que este tipo de práctica deportiva puede traernos algún que otro problema.
Si solamente practicamos ejercicio una vez a la semana, nuestro cuerpo no está acostumbrado al esfuerzo. Para él esta actividad no es algo habitual, por lo que nuestras cualidades físicas no estarán a la altura del ejercicio. Esto lo debemos tener muy claro, ya que no podemos acudir a realizar deporte con la intención de llevar a cabo un gran esfuerzo, pues nuestro cuerpo no va a responder.
El ejercicio ocasional debe practicarse de forma lenta y progresiva. Es decir, no debemos olvidar que nuestro cuerpo ha pasado más tiempo inactivo que activo, por lo que es importante que se aclimate de nuevo a la práctica deportiva. Las sesiones de entrenamiento tienen que ser sosegadas para evitar problemas mayores. Estudios recientes como el publicado en la revista médica New England Journal of Medicine han puesto de manifiesto el riesgo que estas personas corren de sufrir infarto de miocardio si no entrenan de forma adecuada.
Nunca debemos someter a nuestro corazón a un esfuerzo mayor que el que está acostumbrado, pues podemos dañarlo de forma grave. Todo requiere su tiempo, y el ejercicio es un ejemplo de que tenemos que ser constantes.
Desde luego que lo ideal es la práctica habitual de deporte para que nuestro cuerpo esté en perfectas condiciones, pero si no nos queda más remedio que practicar el ejercicio solo una vez por semana, es importante que acudamos a nuestro médico para realizar una evaluación previa de nuestro estado de salud, ya que es importante que sepamos hasta donde podemos llegar con nuestros entrenamientos.
Otro punto que tenemos que tener en cuenta es controlar nuestros niveles de colesterol, ácido úrico y nuestra tensión para saber si estamos o no en condiciones de realizar un sobreesfuerzo derivado del deporte. Estas variables las tenemos que controlar mucho ya que si no estamos acostumbrados al deporte nuestro sistema cardiovascular podría verse muy perjudicado con la práctica esporádica de ejercicio, ya que lo estaríamos exponiendo a un esfuerzo excesivo que quizá no fuera capaz de aguantar.
Una vez controladas las diversas variables que pudieran afectar a nuestro organismo, es importante que adoptemos modos de vida sanos a lo largo de la semana. Aunque no realicemos una actividad deportiva propiamente dicha podemos aclimatar a nuestro cuerpo al ejercicio caminando al trabajo en vez de ir en trasporte, subiendo las escaleras en vez de coger el ascensor, cuidar nuestra alimentación…
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