Como siempre decimos el mejor remedio es la prevención, pero si llegado el momento nuestra piel es abrasada por el sol ya sea porque abusemos de él, no nos protejamos o la protección ha sido insuficiente, es hora de ponerse manos a la obra para recuperar lo antes posible el estado de la piel.
Lo primero que debemos hacer es calmar la sensación de quemazón, que no suele aparecer al momento, sino de 2 horas a 1 día de retraso. Para ello servirán duchas de agua fría o aplicación de hielo en la zona, siempre con precaución de que el hielo no toque directamente la piel. Las bolsas de líquido frío-caliente también pueden servir.
Si la quemadura por el sol es leve, con la anterior medida y la aplicación de una crema hidratante tipo after soon puede ser suficiente para calmar los síntomas y reducir el tiempo para recuperar la piel. Por supuesto no es nada conveniente seguir tomando el sol, ésto sólo agravará los síntomas.
La aplicación de aloe vera o preparados tópicos con este elemento también ayudarán a regenerar la piel quemada. Si la quemadura es más grave, con ampollas incluidas el mejor remedio que os podemos dar es que acudáis a un médico lo antes posible, ya que reventar ampollas o aplicar cualquier ungüento sobre ellas puede hacer que sea peor el remedio que la enfermedad.
Insistimos en la precaución con el sol, mejor prevenir que curar. Utiliza crema protectora media hora antes de la exposición al sol, ponte gafas de sol, una gorra, mantente hidratado y no te expongas en las horas de máxima radiación.
Vía | Revisión médica
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Imágen | Genosfear