Sabemos que la presión social por “verse bien” es cada vez mayor, y eso significa, tener un peso normal o inferior a este, tener un cuerpo acorde a los que la sociedad impone en la actualidad, y además, cuidar la dieta o estar a dieta. Un rasgo característico de esta fuerte presión social sobre nosotros, es que siempre hablamos del peso, el cuerpo o la dieta.
De forma consciente o no, muchos de nosotros decimos: “tengo que bajar unos kilos”, “me siento gordo” o “haz bajado de peso, estás más flaco”. En cada conversación cotidiana con amigos, compañeros o familiares, siempre alguna vez usamos estas expresiones que aluden a lo mucho que nos pesa esta presión autoimpuesta socialmente por tener un cuerpo delgado, bello y joven.
Realmente además de ser muestra clara de que sí nos afecta, aunque sea de forma inconsciente, la forma corporal, el peso y la dieta, también resulta un signo de que buscamos la aceptación social y aceptamos a otros, según los parámetros antes dichos.
Sin duda creo que alguna vez en nuestras conversaciones hemos tocado estos temas que de manera inconsciente, muestran cuánto nos afecta y perjudica la constante presión por “lucir bien”, aunque esto dependa del ojo de quien lo mire.
Tal vez sea momento de volver consciente estas expresiones y cambiarlas por otras que pesen menos en los demás o que estimulen al cuidado de la salud más que al cuidado de la apariencia física y la estética.
Si bien ambos aspectos están vinculados, siempre que nos centremos en la salud haremos las cosas por nosotros, y no por lograr aceptación social, o una buena mirada de los ojos ajenos.
Además, siempre hablamos del peso, el cuerpo o la dieta, pero nos olvidamos de otras cualidades valiosas que posee el ser humano.
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