Los suplementos de colágeno, por sí solos o combinados con otros con magnesio y vitaminas, son un éxito de ventas, especialmente en el sector de los suplementos deportivos. En teoría ayudan a mantener y recuperar los tendones y músculos, especialmente en las articulaciones.
Siendo así, ¿quién no querría aprovechar sus propiedades? El problema es que, como ocurre a menudo, no es así. No es así en absoluto. Los suplementos de colágeno no han probado sus supuestas bondades y de hecho su mecanismo de acción es científicamente incorrecto. Te explicamos por qué.
Lo primero: qué es el colágeno
El colágeno es como llamamos a una familia de proteínas que están relacionadas entre sí aunque tengan un origen genético diferente. Están formadas por distintos aminoácidos, especialmente prolina, lisina y glicina.
En cualquier caso, agrupando todas esas proteínas podemos decir que el colágeno es la familia de proteínas más abundante del cuerpo (un 25% de las que tenemos pertenecen a ese grupo) y que son el principal elemento de los tejidos conjuntivos de nuestro cuerpo, como la piel, el pelo, los huesos o los tendones.
Su función es la de crear la estructura básica en la que se sostienen estos tejidos y por tanto todo nuestro cuerpo. Podríamos decir que son los andamios que dan forma y estructura a nuestro cuerpo.
El colágeno de tu cuerpo lo has generado tú
Pero es importante tener claro que el 100% del colágeno que hay en tu cuerpo lo has generado tú mismo. Es decir, que no proviene de colágeno que hayas ingerido en alimentos o suplementos, sino que lo han producido tus células utilizando aminoácidos, que son las piezas que componen las proteínas, y bajo las instrucciones de tu ARN.
Esto es así porque el colágeno es una proteína demasiado grande como para ser absorbida al completo por las paredes de nuestro sistema digestivo, así que para pasar a nuestro torrente sanguíneo y de ahí viajar a nuestras articulaciones debe descomponerse en sus aminoácidos esenciales primero.
Podríamos pensar que, bueno, quizá no absorbamos el colágeno como tal, pero sí absorbemos sus piezas básicas que después vuelven a ensamblarse, ¿no? Pues quizá sí, o quizá no. Lo cierto es que los aminoácidos no recuerdan de qué forma estaban organizados anteriormente, así que tampoco se reestructuran igual una vez que están en nuestro cuerpo.
Es decir que consumiendo colágeno estamos proporcionando a nuestro cuerpo aminoácidos esenciales que luego éste utilizará para producir proteínas, sí, pero no somos nosotros los que decidimos cuáles. De hecho, no es necesario consumir colágeno en absoluto, ya que algunos de esos aminoácidos se pueden encontrar en otros alimentos, y muchos de ellos los genera nuestro propio cuerpo.
Qué dicen los estudios
Algunos estudios otorgan a los suplementos de colágeno propiedades beneficiosas para el tratamiento del dolor articular, pero son en su mayoría estudios realizados por los propios fabricantes de los suplementos (y por tanto existe un conflicto de intereses), o tienen muestras demasiado pequeñas como para ser representativos.
En cambio, la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) ha emitido un par de informes en los que recoge que no hay evidencias de que tomar suplementación de colágeno tenga efecto ninguno sobre las articulaciones de personas activas, y tampoco por cierto sobre la salud y tersura de la piel.
Así que si estás pensando en probar este tipo de suplementos, ya sea en forma de comprimidos o de cremas, piénsatelo bien. Nuestro consejo es que te gastes el dinero en otra cosa. Por ejemplo, en gelatina: este postre típicamente infantil está hecho básicamente a base de colágeno, y aunque tampoco es una solución a tus problemas articulares, está más rico y, sobre todo, es mucho más barato.
Imágenes | iStock y Wikipedia En Vitónica | La importancia del colágeno en el organismo
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